sábado, 1 de septiembre de 2018

Ilustración para "Años y leguas", de Gabriel Miró, 5.Gitanos, por Palmeral

Giatanos en Polop. Ilustración para el libro "Buscando a Gabriel Miró en Años y leguas", por Palmeral


 Fragmento de mi libro, en preparación :



 En medio de este estudio entomológico del narrador, llega una labradora, que podía ser la tía Vicenta, para decirle a Sigüenza que un grupo de gitanos se le ha acercado a pedirle un costal de paja, para una mujer que tienen enferma. Aunque no lo escribe Miró, los gitanos deberían ir una especia de carromato tirado por un burro, que les servía de hogar ambulante. 
     Cuan el gitano le dice a la labradora «–Vamos de camino con una mujer enferma, que no tiene dónde recostarse, lo mismo que la Virgen Santísima…». Con este diálogo del gitano, Miró nos da la clave del relato, cuyo final nos lo dice el tendero (leer el diálogo).  
    Sigüenza les dice que no les pueden dar lo que no es suyo y que se marchen. Ante tal negativa, los gitanos le echan las tipias maldiciones contra Sigüenza, porque ellos se consideraban con poderes de la adivinación, del mal de ojo, se creían descendiente de los faraones de Egipto.
     Por la tarde Sigüenza decide ir la tienda del pueblo o tienda ultramarinos, como también se llamaban donde tenían prácticamente de todo lo habitual en la zonas rurales, como podemos leer en la nomenclatura de cosas que hay en la tienda, anotadas por el narrador. La labradora, que acaba de guardar seis polluelos en una calabaza seca y vaciada, le advierte que tenga cuidado no le vayan a salir los gitanos de la mañana que se fueron maldiciéndole.
   En el trayecto de su casa a la tienda del pueblo. El narrador se recrea contándonos cómo son los camino y la carretera, y cómo eran «las llagas de los barrenos» (ya en eso época se utilizaban voladura de dinamita inventada por Nobel en 1866),  y como era el almacén de los canteros, que posteriormente servía de «refugio de mendigos trashumantes y también puede serlo de gitanos». En digno de resaltar que le narrador dice que la noche tiene el mismo olor que los viajes de 1890. Estos viajes son los años que el padre de Miró inauguró la carretera de Benidorm a Pego.
     Llega a la tienda con las primeras estrellas. Pero al regresar de noche una mocita le pregunta: «¿Y no tiene miedo? ». Sigüenza piensa que de regreso podía ir con la diligencia, al lado del mayoral, pero la diligencia para y no la puede tomar. Y al despedirse del tendero le dice «¡En fin... veremos si me salen los gitanos!».
     Y que tenga cuidado porque se podrían vengar por negarles el costal de paja esa mañana.  Unos labradores iban a contarle que vieron a los gitanos, y Sigüenza les cuenta lo que le pasó con ellos por la mañana
      Y el tendero cuenta como solución del enigma de la gitana enferma que «Yo lo vi. No tenían paja; y una de sus mujeres daba compasión porque había parido en el suelo como una borrega…».