domingo, 24 de enero de 2021

RECORDAR A EMILIO VARELA EN EL 70 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO

 RECORDAR A EMILIO VARELA EN EL 70
ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO
Emilio Varela, el pintor alicantino más destacado durante la primera mitad
del siglo XX, nació en Alicante el 6 de noviembre de 1887 y murió el 6 de enero
de 1951 en la misma casa del barrio de san Francisco que le vio nacer. Cuando
en 2010 Emilio Varela fue declarado hijo predilecto de Alicante y se celebró en
la Lonja del Pescado la magna exposición en homenaje suyo, parecía que
podría ser realidad la iniciativa del Observatorio
de la Cultura de la Universidad de Alicante y de
bastantes alicantinos para conseguir un museo
donde se mostrasen parte de los 1300 cuadros
registrados por Rosa María Castells y Eduardo
Lastres en su encomiable labor preparatoria de la
exposición que tan ejemplarmente diseñaron.
Emilio Varela es un artista que, de haber nacido
en Francia, por ejemplo, seguramente gozaría de
fama internacional. Pero en Alicante, una vez más, está olvidado, sin que
tampoco haya una sede para exhibir sus cuadros, como se pensó al restaurar la
casona de la calle Labradores que ahora se llama Palau El Portalet.
Desde luego, como gran parte de la obra de Varela está en manos de
particulares, además de la gran colección que atesoraba la desaparecida Caja
de Ahorros del Mediterráneo, será empresa difícil mostrar conjuntamente las
vistas de las calles, huertas, campos y montes alicantinos, los interiores, los
bodegones, los retratos y autorretratos, todo con el sello inconfundible de un
artista que superó los istmos, para crear un estilo propio que mostraba ≪su
alma dentro de cada cuadro, en los que nos regala un mundo sencillo y poético,
capaz de traspasar lo humilde y llevarlo a la inmortalidad…≫, según escribió en
INFORMACIÓN el 31 de marzo de 2010, el arquitecto y académico Tomás
Martínez Blasco.
2
Tal vez, si Alicante fuese Málaga, ciudad en la
que tantos museos han fructificado, la deuda con
Emilio Varela hubiera sido cumplida, y ya estarían
expuestos de forma permanente sus cuadros que
muestran la luz deslumbrante y bella de los paisajes
alicantinos, de su ambiente urbano y rural: el
Benacantil, el paseo de la Explanada junto a la
dársena del puerto y los pabellones para tomar los
baños de mar en la contigua playa del Postiguet, el peñón de Ifach, la sierra de
Chorta, pintada desde la Aitana, la peña
que alberga el Castell de Guadalest,
además de los árboles de esos territorios y
los de la huerta alicantina. Y también los
interiores de la hermosa arquitectura de
las masías. O la representación de
bodegones en los cuales utilizaba como
modelos sencillos elementos domésticos
de usos cotidianos. Todo ello con un
cromatismo tan subjetivamente expresado
por Varela, cuyos autorretratos
manifiestan una gran introspección
psicológica, constituyendo un conjunto
que, como dijo asimismo Tomás Martínez Blasco, consiguió ≪encandilar a los
hombres cultos de su entorno: Óscar Esplá, Juan Vidal, Carlos Carbonell... Y a
pintores consagrados: Joaquín Sorolla, Benjamín Palencia, Vázquez Díaz…≫.
Ojalá tengamos algún día la oportunidad y el mérito de hacer realidad el museo
donde los cuadros de Emilio Varela, hijo predilecto de Alicante, también
fascinen a las generaciones futuras de alicantinos y visitantes.
JUAN GINER PASTOR (catedrático)