Valoración artística de La Batalla de Tetuán.
Mariano Fortuny. La Batalla de Tetuán. Detalle central.
Según Carbonell y Quílez, los comisarios de la exposición del MNAC, Fortuny, pese a los infortunios del proceso, creó una interpretación innovadora del tema. La pintura describe el dilatado escenario de la batalla en el mismo escenario donde ocurrió, pudiéndose reconocer accidentes geográficos como el cabo Taïfor o la bahía y la desembocadura del río Martil. El pintor colocó a los personajes principales en la parte central de la tela, formando un triángulo: O’Donnell, sereno, en la parte central, dirige la batalla, seguido de su escolta de húsares “representado de forma clásica”. Hacia la izquierda, los voluntarios catalanes dirigidos por el héroe de la batalla, el brigadier reusense, Victoriano Sugranyes que murió en la jornada (había llegado a la ciudad el día anterior) y a la derecha del espectador, el héroe militar romántico, el general Prim, que lucha, a galope tendido y sable en mano contra un guerrero musulmán; una imagen convertida en tópica e icónica del general.
Mariano Fortuny. La Batalla de Tetuán. Detalle central inferior.
A partir de esta figura se despliegan diversas figuras que narran la derrota: la población que huye, presa del pánico y el príncipe marroquí y su ejército de jinetes. En realidad, Mulay Abbas observó, impotente, desde un altozano cómo su ejército perdía la contienda y la ciudad de Tetuán. En el margen superior izquierdo se identifica el campamento de los marroquíes, destacando la lujosa tienda del príncipe que fue trasladada y expuesta en Madrid como botín de guerra.
Según Carbonell, el cuadro de Fortuny, a diferencia de otros historicistas que reflejan batallas y caen en la retórica montando escenografías, es una obra “con expresividad y veracidad, con fragmentos magistrales que apuntan a las obras luminosas de la última etapa del pintor. Es un cuadro importantísimo porque cambia el concepto de la pintura histórica. Es muy transgresor y nada canónico, quizá por eso fue criticado en primera instancia”. Pero pese que reproduce con finalidad la atmósfera diáfana del norte de África, los especialistas remarcan que no es del todo real y que aparecen una serie de elementos imaginarios y estereotipos. Por ejemplo: los alrededores de Tetuán están verdes siempre, pero Fortuny optó por pintar un paisaje árido y marrón que a su entender, se correspondía con la imagen europea de lo que era África.
Fortuny, no fue el único pintor joven de esta época que se aventuró en el tema de cuadros de historia tan al uso de la pintura academicista, porque les permitía ser aceptados por la pintura oficial, pero a la vez porque podían permitirse más licencias de color y de motivos exóticos. A mi juicio, un cuadro que de haberse llevado a cabo hubiera sido de tanto valor artístico como la obra de Fortuny es el esbozo que conserva el Museo del Prado de Episodio de la Batalla de