A pesar de las molestias y peligros de
su visita a Rabat, Weeks volvió a esa ciudad antes de que hubiera pasado
un año. Quería visitar las ciudades legendarias del Magreb, pero las
circunstancias adversas del interior habían obstaculizado su anterior
plan de viaje desde Tánger a Fez por tierra. Esta vez siguió la costa de
Mogador, donde obtuvo el permiso del gobernador para entrar en el
interior del país, escoltado por una guardia armada hasta Marrakech.
Allí obtuvo el permiso del potentado local para dibujar en las calles.
Estaba fascinado por los contrastes entre el comercio floreciente de los
bazares y los antiguos monumentos en estado de abandono. Weeks no
expuso durante dos años, hasta 1880. Luego, en sus muestras todas sus
composiciones eran de temas marroquíes y los precios que pedía eran
comparables a los de los mejores pintores franceses de la época, a pesar
de lo cual vendía sus cuadros sin problemas.
Años más tarde, en 1883 viajó a la India
y, de acuerdo con sus propias cartas, pasó todo el viaje día y noche
pintando y haciendo fotografías, que probablemente utilizara para
registrar los detalles arquitectónicos y los fondos de sus
composiciones. Volvería de nuevo en 1892, por encargo de la revista
Harper, esta vez acompañado por el periodista Teodoro Child que iba a
escribir una serie de artículos sobre sus viajes con ilustraciones de
Weeks.