El ‘top ten’ del coleccionismo en español
Más de un 60% de la compraventa anual de arte en España se produce en Arco. La feria tiene la fidelidad de un potente grupo de coleccionistas latinoamericanos y nacionales
Desde que Arco
abrió sus puertas en 1982, la idea de negocio ha estado clara entre sus
organizadores, por más que la etiqueta de evento cultural haya sido la
que más ha calado entre el público más fiel. Organizadores, galeristas
y artistas participan con el legítimo objetivo de vender su obra y,
cuanto más, mejor. De hecho, las ventas de obras de arte contemporáneo
que se realizan en España a lo largo del año tienen en Arco su mejor
punto de venta. El informe de la especialista Clare McAndrew para la
Fundación Arte y Mecenazgo del pasado año aseguraba que más del 60% de
las operaciones se realiza durante la feria, un dato que comparten los
responsables de Ifema.
Para mantener o aumentar ese porcentaje, Arco no duda en destinar una
gran parte de su presupuesto a atraer al máximo de compradores posibles.
El pasado año, de 4,5 millones de euros, se destinó cerca de 1,5 para
invitar a 300 grandes coleccionistas de todo el mundo. Este año son 250.
Ese grupo de vips que los galeristas persiguen recorren los pabellones de Arco los dos días anteriores de su apertura al público, realizan visitas privadas a las galerías y museos y son agasajados en los mejores restaurantes de Madrid. La organización se ocupa de sus billetes de avión y estancia en hoteles. Los galeristas habituados a viajar por las principales ferias del mundo (Basilea, Colonia, París, Maco, Bogotá o Buenos Aires) dan fe de que casi siempre son los mismos personajes. Estos Médicis del siglo XXI se conocen entre ellos y muchas veces compiten en las subastas por las mismas piezas.
En lo alto de la pirámide se encuentra un pequeño grupo de nombres que nunca se sabe si finalmente aparecerán o no. Sus agendas y la seguridad pueden desbaratar sus planes, aunque siempre pueden contar con un equipo de expertos que actúen en su nombre. Aquí se puede hablar del ruso Román Abramóvich, el estadounidense Paul Allen (cofundador de Microsoft), los emperadores del lujo Hélène y Bernard Arnault, los reyes de los casinos Stephen y Elaine Wynn o la exjequesa de Qatar Sheikha Mozah bin Nasser.
Más de carne y hueso y con presencia casi asegurada son los influyentes directores de museos como el MOMA, el Pompidou o la Tate, junto a poderosos comisarios como Estrellita Brodsky y coleccionistas europeos como Patricia Sandretto y Francesca Thyssen, dos habituales de la feria.
Pero en Arco, a diferencia de otras ferias, hay un potente grupo de latinoamericanos que, junto a los españoles, forman un importantísimo conjunto de compradores. Como en toda selección, la lista podría ser mucho más amplia, pero todos los que están son indiscutibles adictos al arte.
Latinoamericanos
Patricia Phelps de Cisneros,
casada con el empresario venezolano Gustavo Cisneros, uno de los
hombres más poderosos de Latinoamérica (su fortuna ronda los 4.200
millones de dólares), lleva más de 30 años dedicada al coleccionismo y
mecenazgo. Ocupa el lugar 21º en la lista de los más poderosos del mundo
del arte, según Art Review. Es patrona del MOMA, de la Tate y del Reina Sofía, donde tiene depositadas 30 obras maestras.
María Asunción Aramburuzabala
(1963, Ciudad de México), nieta de inmigrantes españoles que hicieron
fortuna con la cerveza, es hija de Pablo Aramburuzabala, número 6 de la
lista Forbes de los mexicanos más ricos en 2015 y el 265 a escala
global. Presidenta y directora general del fondo de inversión Tresalia
Capital, es dueña de una gran fortuna. En 2012 figuraba en la lista de
los 200 mayores coleccionistas del mundo de la revista ArtNews. Se sabe poco de sus gustos, pero entre sus favoritos están Takashi Murakami, Christopher Wool y Paul McCarthy.
Aníbal Jozami
(Buenos Aires, 1949), sociólogo y empresario. Junto a su esposa, la
periodista brasileña Marlise Ilhesca, son dueños de una colección en la
que los nombres internacionales se suman a los de los artistas del Cono
Sur. En 2014 mostraron en el Lázaro Galdiano 90 obras de autores como
Antonio Berni, Luis Felipe Noé o Luis Seoane, Christian Boltanski, Ana
Mendieta, Leandro Erlich y Tunga. Los Jozami compran guiados
exclusivamente por su gusto personal. “Nos gusta visitar los estudios de
los artistas, pero solemos comprar en galerías y ferias y muy pocas
veces en subastas. Jamás gastaríamos esos disparates de dinero que se
ven en los noticieros”, aseguran.
Jorge Pérez
(Buenos Aires, 1949), hijo de padres cubanos, vivió en Colombia antes
de mudarse a Miami en 1968. Multimillonario gracias a sus negocios
inmobiliarios, a los 20 años inició una colección de arte con nombres
como los de Roberto Matta, Diego Rivera, Wifredo Lam y Joaquín
Torres-García y desde entonces no ha parado de comprar. Una parte de su
inmensa colección, 110 obras, forma parte de la colección permanente del
Perez Art Museum Miami desde 2013. El pasado año confesó haber comprado
en Arco obras de Luis Gordillo, Almudena Lobera, Rubén Guerrero, Julião
Sarmento, Catarina Diaz, Ernesto Neto, Rafael Lozano-Hemmer, Gonzalo
Lebrija, Mario García Torres y Jorge Méndez Blake.
Eduardo Costantini
(1946, Buenos Aires), empresario y agente de Bolsa, en 2001 creó el
MALBA, uno de los museos de arte contemporáneo más bellos del mundo,
donde se expone una gran parte de su colección, 500 obras, de
latinoamericanos del siglo XX. Comprador habitual en subastas y ferias,
colabora con otros espacios museísticos para difundir la obra de los
artistas americanos.
ESPAÑOLES
Helga de Alvear
(Kirn/Nahe, Alemania, 1936) es una de las galeristas más importantes
del mundo y una de las coleccionistas de arte contemporáneo más
relevantes. Su nombre es uno de los pocos españoles que aparece en la
lista de ArtNews como una de las más influyentes. Clienta
habitual de las galerías europeas y de Arco, en su colección figuran
grandes nombres de la creación más innovadora: Helena Almeida, Elena
Asins, Francis Alÿs, Olafur Eliasson, Jeff Wall, Thomas Hirschhorn o Ai
Weiwei.
Ernesto Ventós
(Barcelona, 1945), empresario perfumista, inició hace 40 años una
colección en la que lo importante eran las sugerencias olfativas. Es
dueño de la colección olorVISUAL, con obras de Jannis Kounellis, James
Claro, Oleg Dou, Manel Armengol y David Ymbernon, entre otros muchos.
Josep Maria Civit
(Montblanc, Tarragona, 1947), diseñador, asegura que no colecciona
obras sino formas de pensar. Eso sí, todas las piezas tienen que
sobresalir por su belleza. En Palamós guarda un millar de obras en las
que el arte conceptual tiene un gran protagonismo. Y además, no se priva
de los grandes nombres: Damien Hirst, Pierre Gonnord, Joana
Vasconcelos, João Louro, Franz West, Liliana Porter, Susy Gómez, Otto
Zitko, Joan Brossa, Ana Laura Aláez, Jeff Koons, Carmela García o Per
Barclay.
Jaime Sordo
(Santander, 1945). El empresario es representativo del coleccionista
medio español que asiste a Arco y gasta unos 40.000 euros. Presidente de
9915, asociación que agrupa a 62 coleccionistas, inició su serie en los
setenta. Hoy tiene unas 300 obras. Primero de la Escuela de París y los
informalistas. Después fotografía y ahora instalación. Guarda su tesoro
en su casa de Villaescusa a la espera de poder contemplar juntas todas
sus adquisiciones en un museo.
Elena Foster Ochoa
(Ourense, 1958), editora, comisaria y fundadora de Ivorypress, es una
de las coleccionistas más activas en el mercado internacional. Premio
Iberoamericano de Mecenazgo en Arte 2016, junto a su marido, el
arquitecto Norman Foster, realiza un importante trabajo a favor de la
promoción de los artistas españoles en foros internacionales.
Ese grupo de vips que los galeristas persiguen recorren los pabellones de Arco los dos días anteriores de su apertura al público, realizan visitas privadas a las galerías y museos y son agasajados en los mejores restaurantes de Madrid. La organización se ocupa de sus billetes de avión y estancia en hoteles. Los galeristas habituados a viajar por las principales ferias del mundo (Basilea, Colonia, París, Maco, Bogotá o Buenos Aires) dan fe de que casi siempre son los mismos personajes. Estos Médicis del siglo XXI se conocen entre ellos y muchas veces compiten en las subastas por las mismas piezas.
En lo alto de la pirámide se encuentra un pequeño grupo de nombres que nunca se sabe si finalmente aparecerán o no. Sus agendas y la seguridad pueden desbaratar sus planes, aunque siempre pueden contar con un equipo de expertos que actúen en su nombre. Aquí se puede hablar del ruso Román Abramóvich, el estadounidense Paul Allen (cofundador de Microsoft), los emperadores del lujo Hélène y Bernard Arnault, los reyes de los casinos Stephen y Elaine Wynn o la exjequesa de Qatar Sheikha Mozah bin Nasser.
Más de carne y hueso y con presencia casi asegurada son los influyentes directores de museos como el MOMA, el Pompidou o la Tate, junto a poderosos comisarios como Estrellita Brodsky y coleccionistas europeos como Patricia Sandretto y Francesca Thyssen, dos habituales de la feria.
Pero en Arco, a diferencia de otras ferias, hay un potente grupo de latinoamericanos que, junto a los españoles, forman un importantísimo conjunto de compradores. Como en toda selección, la lista podría ser mucho más amplia, pero todos los que están son indiscutibles adictos al arte.
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