martes, 1 de diciembre de 2015

Homenaje al poeta Francisco Alonso, en la revista AUCA, 4 de diciembre presentación.

(Retrato de Francisco Alonso por Ramón Palmeral)


          PARA EL HOMENAJE A FRANCISCO ALONSO RUIZ
         

             Paco Alonso y yo nos conocimos en el año 2002 cuando nos reuníamos en la Tertulia de Frutos del Tiempo en el Café Español en la Avda. de la Constitución, que dirigía Juan Ángel Castaño, que venía desde Elche. Por aquellos años Paco había publicado Soledad del alma en la colección Lunara de poesía de Elche de la Acción Cultural Frutos del Tiempo, y para mí, que por entonces no tenía  nada publicado, Paco representaba un consumado poeta que ya tenía libro, un poemario a la altura de Ángel Valente o Blas de Otero. Porque un poeta sin libro publicado es como un pintor sin exposiciones o un boxeador al que se le entrena y no se le da un combate.
             Para mí Paco representa un poeta a imitar, y eso que él es un año menor que yo, o sea, que es un año más joven que yo. Con la lectura de Soledad del alma, aprendí algo fundamenta de la poesía, como es la sinceridad y autenticidad, porque el poeta debe escribir con el alma en la mano. Es elogiable y de agradecer su lenguaje directo, sin florituras ni artificios engaños. Es una poesía de la experiencia contundente donde toca los temas esenciales de la vida y la muerte, y las eternas dudas y angustias que todo ser humano nos preguntamos, y que solamente tienen repuesta en el razonamiento filosófico y en la expresión poética. Él es un hombre humilde, gran poeta de voz contundente y eficaz.
           Por aquello años yo dirigía la revista PALMERAL (Poético-Artístico) y recuerdo que en el número 3, del otoño de 2003 le publiqué un poema titulado «Lluviosamente sucio». Y que es el que os voy a leer:





   Esta tarde de lluvia
me he quedado sin sueños,
me he quedado sin alma
y sin ningún recuerdo.

Yo recuerdos tenía
pero fue en otros tiempos.
llueve sin esperanza
sobre el árbol viejo.

Ya desesperanzada
está el alma, y la siento
como quien no la siente,
la sufro desde lejos.

Llueve como llovía,
como cae en los espejos
la sombra de los vivos
la actitud de los muertos.

Esta tarde de lluvia
me he quedado sin sueños,
me he quedado sin hojas,
casi en los mismos huesos.

Yo fui como los árboles
verde hasta los cimientos,
alto como es el día,
puro como el silencio.

Ya el silencio no existe,
hay un rumor intenso
de lluvia en los tejados
que cae sobre mi cuerpo.

Que cae contra mi sangre,
mis venas, mis alientos.

Que he quedado lluvioso,
lluviosamente seco,
lluviosamente sucio,
lluvia ya en mis adentros.


Francisco Alonso Ruiz





 Para Paco Alonso con todo mi afecto y amistad poética.

Ramón Fernández Palmeral
Casa del Tango, 5 de junio 2015