Cuando vemos
con espanto la injusticia que el azar que rige la vida, cometió con artista
tales como van Gogh o Modigliani, que vivieron poco, pasaron hambre y hoy sus
obras se venden en las subastas por millones, recordamos y traemos a colación,
la popular e irónica frase de que “unos
nacen con estrella y otros nacen estrellados”. Y uno de esos nacidos con
estrella lo fue en la historia de la pintura, el francés JEAN SIMEÓN CHARDIN:
rico de nacimiento (su padre, ebanista, era algo así como el rey de los billares); a
los veintinueve años fue descubierto por dos miembros de la Real Academia de Pintura y
Escultura, en una de las exposiciones de juventud de las que se celebraban al
aire libre en la plaza de Dauphine en Paris, y a la vista de sus dos famosos
bodegones “La raya” y “El buffet”, fue propuesto como académico, aunque lo
fuera en el nivel más bajo de la jerarquía de los géneros, -como lo era el tema
de los animales y frutas-, que regía en la Academia Francesa, que estaba
precedido por: históricos, retratos, paisajes, marinas, flores y frutos.
Sin embargo,
sus bodegones alcanzaron tal prestigio, que saltaron de lugar en la preferencia
de la burguesía y se los quitaban de las manos. Pero quería demostrar que era
algo más que eso, y en una segunda época se especializó en los temas intimistas de
las escenas familiares con madres y niños, al estilo de holandeses y flamencos,
creando en ellos una atmosfera de realidad y encanto, que subyugaba a los
burgueses que le compraban sin rechistar
a los altos precios que él imponía. Luego
y ya en una tercera y última época, se dedicó a retrato, con preferencia en la
técnica del pastel, e igualmente triunfó artística y económicamente, hasta el
final de sus ochenta años de vida exitosa y longeva para aquellos años, tras
haber disfrutado del amor de dos mujeres, de nombre Margarita: la primera se
deshojó a los pocos años de casados, y la segunda, bastantes años más joven que
él le sobrevivió. Y el colmo de los colmos del éxito en vida para
un pintor: el rey le concedió vivienda en las Galerías del Louvre, donde acabarían
colgados, tras su muerte, mucho de sus cuadros.
Lo dicho, “unos
nacen con estrella y…”; Chardin, fue y sigue siendo una de las más rutilantes
estrellas de la pintura francesa del rococó tardío.
Con todos
esos mimbres la sesión de hoy de “LA TERTULIA DE LOS JUEVES”, en nuestro CENTRO
DE ARTE, ha transcurrido en paz y armonía, y tras las siempre excelentes y
documentadas introducciones al tema, de nuestros compañeros MARÍA ROSA AZORÍN,
PEDRO ORTIZ y RAMÓN RODRÍGUEZ, han
intervenido RAMÓN PALMERAL, para encuadrar
la vida del pintor en su contexto histórico y
ELENA SAINZ, en el aspecto existencial y metafísico que dimana de la
pintura del Chardin. Un lujo de apostillantes que enriquecen con su cultura nuestras exitosas tertulias.
Y para
terminar, se acordó que en la tertulia
del próximo jueves día 19 de noviembre, se trataría la vida y la obra del renacentista
italiano GIOVANNI BELLINI.
Carlos Bermejo
Comentarista de la AAA
Alicante, 12 de noviembre de 2015