Dos obras de Palmeral. Transvanguardia. Óleos sobre cartón.
Escribió Leo Steinberg nacido en Moscú en 1920 y se formó en Artes en Londres y Nueva York.
TEXTO
El arte contemporáneo y la incomodidad del público
Traducción: Silvina Cucchi y Maximiliano Papandrea:
Cuando una obra nueva, aparentemente incomprensible, entra en
escena, hay siempre un crítico perspicaz que la saluda como una “nueva
realidad”, o un coleccionista que ve en ella la oportunidad de una
inversión. Permítanme hablar en cambio de aquellos que no la comprenden.
Enfrentados a una obra de arte nueva, es posible que se sientan
excluidos de algo de lo que se creían parte y experimenten una sensación
de frustración o privación. Fue, otra vez, un pintor quien lo expresó
con más claridad. Cuando en 1908 Georges Braque vio por primera vez Las señoritas de Avignon,
dijo: “Es como si tuviéramos que cambiar nuestra dieta habitual por una
de estopa y parafina”. Lo importante aquí es “nuestra dieta habitual”.
No tendría ningún sentido decirle a alguien: “Si no te gusta la pintura
moderna, ¿para qué preocuparte? Olvídala”. Para muchos, un giro
incomprensible en el arte, una novedad que realmente desconcierta o
perturba, es un cambio drástico, o mejor, una especie de reducción
drástica en la ración diaria de la que han pasado a depender, como
sucede durante una marcha forzada, o en prisión. Y mientras haya gente
que reacciona así frente al arte, no tiene demasiado sentido insistir en
que también existe cierta clase de snobs que simulan otro tipo de reacción para ocultar su indiferencia real.
Sé que son muchos los que experimentan una preocupación genuina
frente a los cambios que parecen afectar el valor del arte y, por lo
tanto, lo que llamo “la incomodidad del público” adquiere cierta
dignidad. Hay un sentimiento de pérdida, de exilio repentino, de algo
que se nos niega a sabiendas; la sensación, a veces, de que la cultura o
la experiencia que hemos acumulado se devalúa sin remedio, librándonos a
un estado de desposesión espiritual, una experiencia que puede golpear
al artista con más dureza que al amateur. Esta sensación de
pérdida o confusión se describe muy a menudo como un simple fracaso en
la apreciación estética o una incapacidad para percibir los valores
positivos de una experiencia novedosa. Suponemos que, tarde o temprano,
quienes han pasado por esa experiencia –si tienen la capacidad–
comprenderán o se acostumbrarán. Pero no hay dignidad ni contenido
positivo en su resistencia frente a lo nuevo.
LEO STEINBER Fue profesor en las universidades de Nueva York y
Pensilvania, y Meyer Schapiro Chair en la Universidad de Columbia. Entre
sus libros publicados se destacan Other Criteria. Confrontations with Twentieth-Century Art (Oxford University Press, 1972), de donde se ha extraído este ensayo (reproducido con autorización expresa del autor); Michelangelo's Last Paintings (Oxford University Press, 1975); The Sexuality of Christ in Renaissance Art and in Modern Oblivion (University of Chicago Press, 1983); Encounters with Rauschenberg (University of Chicago Press, 1999) y Leonardo's Incessant Last Supper (Zone, 2001).