EL INTELECTUALISMO DE PALMERAL
Cuando alguien como el que escribe mira un cuadro, trata
de verlo a través de la fibra poética que hace vibrar las emociones asumiendo
músicas, sonidos de bosques, sentimientos expresados por los gestos o el rictus
facial de los personajes. Cuando los cuadros son un compendio de imágenes que
parecen inconexas porque el autor así lo ha querido, por mero automatismo,
desactivando la razón para dejar fluir las emociones transformándolas en
imágenes, formas, texturas y colores solo queda abrir los ojos del
subconsciente para poder interpretar desde el campo onírico del surrealismo y traducir
al lenguaje cotidiano las imágenes inconexas que produce el mundo de los
sueños. Y eso es lo que he tratado de hacer con estos óleos de Ramón Palmeral.
(De izquierda a derecha: Palmeral y Juan Antonio Urbano) |
PALMERAL Y SU
INTELECTUALISMO
Todo el que se planta
ante un cuadro con la intención de observarlo, es éste el que, con la magia que
el pintor ha proporcionado, le atrae, le arrastra a su interior, a vivir dentro
de su escena o saborear los rasgos de los protagonistas encuadrados en el
lienzo.
En el caso de esta
colección de pinturas que Ramón Palmeral denomina “Intelectualismo”, el proceso
que surge ante el espectador es muy otro; las formas de vida que en los cuadros
aparecen, tanto vida humana como vida de la materia
que cobra aliento y vive, no espera a que el observador llegue con la mirada a
sentir el ánimo que expresan sus trazos, no; son las mismas imágenes las que
dan un salto de sus cuadriláteras moradas para ir en busca del espectador e
invadir sus emociones con el lenguaje transgresor de las contraposiciones del
color, de las arriesgadas formas que se deforman para adquirir nueva forma y
renacer de nuevo a la vida en una distinta realidad.
Las
figuras humanas de esta nueva dimensión emiten sentimientos a través de los
rasgos de sus caras o de los gestos de su cuerpo que, aunándose en perfecta
simbiosis con la atmósfera de cariz onírico, muestran en lenguaje pictórico el
cúmulo de realidades que el tamiz de Ramón Palmeral canaliza, entremezcla y
sintetiza para ofrecerlo transformado en arte. No son imágenes plasmadas, son
seres vivos que invitan a vivir al espectador en su mundo y le hacen sentir
cómplice de la escena que relatan. Los edificios en movimiento no son empujados
por el viento como árboles que se aferran a la tierra con las manos de sus
raíces para no ser llevados, sino que, son ellos mismos los que inventan su propio
movimiento para protagonizar la escena que se ha plasmado de su propia vida, es
decir, se sienten actores en un escenario en el que viven y marcan su realidad.
En algunos de sus cuadros, aparecen como señal de gratitud, edificios,
construcciones, elementos del paisaje urbano de la ciudad que le recibió, le
acogió y le adoptó como uno más de sus hijos, Alicante, como es el caso de “La
Arquitecta”, “La Alicantina” o “La Rambla”.
En
otros como el denominado “Intelectualismo VIII”, plasma su idea del dominio de
la mujer sobre el hombre, representado por una mujer con montera que abraza
desde las astas la cabeza de un toro con pelo es su cabeza, bigote y labios
humanos que representa al hombre dominado y al que introduce su mano izquierda
en un ojo en señal de posesión completa dominándole cerebro y corazón.
En
el cuadro titulado “Intelectualismo XI”, Palmeral hace un homenaje a las
personas invidentes mostrando su belleza y su sensibilidad mediante un hermoso
rostro de mujer y una inscripción al fondo donde se lee "Poesía eres tú".
Figuras,
geometrías cúbicas, colores y una leve caricia de surrealismo hay en las
escenas producidas por el ingenio de la mente inquieta de Palmeral que,
apagando su consciencia, deja fluir las emociones que nacen directamente del
mundo que emana de las sensaciones que sus sentidos han ido alimentando en su
interior.
Palmeral
ha presentado hoy, día 1 de septiembre, en el Centro de Arte de la Asociación
de Artistas Alicantinos, junto a la pintora y escritora Elena Sáinz, ante la
presencia de un grupo muy nutrido de pintores y artistas que llenaban la sala,
una colección muy interesante de lienzos que sólo dejará indiferente al
espectador insensible.
PERITOENLUNAS
(La Arquitecta) |
(La Alicantina) |
(La Rambla de Alicante) |
(Intelectualismo VIII) |
(Intectualismo XI) |
(La Extraterrestre) |
PERITOENLUNAS
(Peritoenlunas. Homenaje a Miguel Hernández) |
Este óleo sobre lienzo de Ramón
Palmera titulado “Peritoenlunas”, como homenaje al poeta alicantino de
Orihuela, Miguel Hernández que Ramón siempre lleva en el corazón, es el cuadro
de mayores dimensiones de este pintor, 92 x 142 cm.
LAS ALPARGATAS DEL POETA
En este cuadro, el artista,
muestra claramente la otra gran vertiente por la que discurren las cristalinas
aguas de su ser creativo: la poesía. Este lienzo representa, a través de
senderos oníricos, la interpretación vital de un poeta que ama la vida y se
indigna ante las injusticias que la humanidad arrastra intrínsecamente hasta
que llegue (todo buen poeta lo cree, que en la línea paralela que siempre marca
el horizonte entre el mar, murmullo de libertad, y el cielo, brisa de amor y
respeto), el momento utópico de la liberación de la metáfora maligna del
espíritu del hombre, que muchas veces sale a relucir en la misma dinámica de la
relación humana, del patético enfrentamiento entre pueblos o la dominación
violenta sobre las vidas de los “otros”.
Este óleo, enclavado dentro del
puro intelectualismo palmeriano, narra la esencia íntima de los pueblos
representados en un elemento tan popular que los une con su pasado y sus
tradiciones como es la cabra (animal que es santo y seña del poeta de Orihuela,
por su oficio), que sustenta la base del cuadro, y de la vida, simbolizada por
la mujer con los dos tomates en sus senos (savia y alimento), metáfora de la
madre tierra o de la madre naturaleza, que lame en forma de caricia dicho
animal, agradecido por darle la vida y lo esencial para crecer, y le muestra su
amor por poder vivir en paz. De ahí que la otra cara de la cabra (con
cornamenta defensiva), quiera engullir la mano y el arma homicida, que es la
espada, para liberarse al fin de los que siempre empujan al pueblo a la guerra,
que emplean como peones a las gentes, que en las contiendas siempre son los
inocentes, los que llenan las tumbas. Esta dicotomía muerte/vida que siempre
está presente en el ser humano, es como una moneda de dos caras, mostrada en el
rostro humano que aparece en la parte inferior izquierda exhibiendo parte de su
calavera.
Pero los sueños de la luna que se
representa tenue en el centro de la escena, marca la utopía de la llegada del
tiempo en que la base de la existencia del ser humano sea otra: la tolerancia y
el respeto. Y éstos, encarnados por la mujer, representada en la manzana, y el
hombre, en la pera, unidos en estrecho lazo, a través de la inteligencia que
aparece en forma de ajedrez (en la parte superior derecha del cuadro), y ésta,
encaminada por los senderos del arte (figurado en la señorita de Avignon,
tributo a Picasso), den a luz a un estado de bienestar general que se consolide
en todo el planeta. Ese soñado día en el que la deseada paz del hombre se
deslice cubriéndolo todo está reflejado es la gran copa transparente con la que
se ha de recitar el brindis del triunfo del hombre dejando que se inunde de la
luz de los destellos amarillos y rojos en los que se sustenta la copa y
representan el amor.
Todo esto está representado de
forma tranquila, relajada, sin acritudes, soñado de forma pacífica, en pleno
sueño de escenas entrelazadas. Un sueño de respeto, de tolerancia y de paz
donde las personas anónimas representadas en la sencillez de la cabra, que
forman las naciones, pasan a ser tenidos en cuenta, a ser importantes. Ese
necesario cambio de mentalidad viene representado por el pene que aparece más
arriba de una de las cabezas de la cabra, la que agradece a la mujer
(naturaleza) y que esparce su esperma hasta aparecer dentro de la vagina que
figura en el centro, sobre la unión de los dos cuerpos de la cabra. Indicaría
la germinación de una nueva visión social, en la que el conjunto de las
personas sostienen el báculo de la dignidad, que es el que aparece sobre el
animal, dividiendo el cuadro en dos mitades, la inferior, que marca la vida, la
tierra, la naturaleza, el ser humano, la lucha y la muerte; y la parte
superior, que representa la inteligencia, el arte, la utopía, lo sublime del
hombre y la mujer representados por la pera y la manzana unidos a una luna nueva que aparece creciente, y destaca por sus
protuberancias con las que refleja una nueva ilusión.
LAS ALPARGATAS DEL POETA
(Las alpargatas del poeta. Homenaje a Miguel Hernández) |
Este lienzo sintetiza una visión onírica que Palmeral hace sobre
el poeta Miguel Hernández del que ha realizado diversos estudios, ensayos,
trabajos y conferencias.
La pirámide tiene un significado especial desde la época de los
egipcios. Era el lugar que iba a cuidar el cuerpo y las pertenencias del
faraón. La conexión del alma del faraón con el más allá, los astros y los
dioses. Era la escalera al cielo para los difuntos. Por lo tanto, el
significado en el cuadro queda claro: La pirámide ensangrentada en la escena
marca el presentimiento que tiene sobre su muerte el poeta, que está próxima.
La pirámide pretende proteger el sufrimiento del hombre acurrucado sobre sí
mismo y en forma fetal, como buscando la postura en la que se sentía
resguardado de todo agente dañino, y era atendido y colmado de todas sus
necesidades (tiene un tomate abajo, que ya interpretamos que era la savia, el
alimento) en el vientre de la madre. En el cuadro se sintetiza perfectamente la
visión de Miguel: hombre enraizado en la tierra, simbolizado en las alpargatas;
y hombre de intelecto creativo y de valor poético que transciende en el tiempo,
en su cabeza. Por eso aparece protegida la cabeza, como un tesoro que se quiere
resguardar.
Pero volviendo a la pirámide, está colocada entre la tierra y el
firmamento, representando la escalera que le llevará al más allá; que le subirá
al cielo estrellado de los poetas y será reconocido como otro faraón de las
letras cuando atraviese la puerta piramidal que aparece entre las nubes.
Quisiera comentar también, la intencionalidad del pintor al
añadir, a espaldas de la imagen del hombre agazapado y recluido en sí mismo, la
representación de una alambrada ensangrentada, que simboliza, la agresión a la
libertad del hombre en su conjunto, y, según Palmeral, detalle en recuerdo de
las personas que anhelan una mejor vida en Europa y se ven atrapados en las
alambradas de Ceuta y Melilla.
LAS TRES HURÍES DEL SULTÁN DE GRANADA
El
afán inquieto de Palmeral, que hace que su mente bulla de ideas, nos presenta
en Las tres huríes del sultán de Granada, una composición formada por cuatro
cuadros que se puede presentar, como lo ha hecho, por separado, con vida propia
cada parte o en su conjunto, los cuatro formando un todo en el que fue pensado
y creado, encajados perfectamente como piezas de puzle.
Este
cuadro múltiple nace del entusiasmo y la admiración que surgen en Ramón
Palmeral como sentimiento romántico por el mundo musulmán de Al-Andalus, que le
deja fascinado, y por la impresión plástica que le generan en sus retinas y en
sus sueños multicolor sus viajes a Granada.
Palmeral, se alimenta de la cultura
Nazarí e impregna de formas, elementos y fantasías de la idílica promesa de
recompensa del paraíso musulmán (a quien en esta vida terrenal se lo ha ganado
y merecido), esta composición creativa en la que se permite en regocijo,
regalar a un sultán de Granada tres bellas huríes de forma premonitoria que le
harán las delicias en la otra vida o disfrutarlas si ya ha llegado a los
jardines que Alá le tenía reservados. Estas
doncellas, que tienen el don de la eterna juventud y estaban dotadas de toda
suerte de encantos, simbolizan para algunos musulmanes la eterna
bienaventuranza. Las mujeres encontrarán a los ghilman
(en singular el ghulam) que son, según la
tradición islámcia, jóvenes eternamente célibe que estarán al servicio
de las mujeres justas cuando éstas, lleguen al paraíso.
La primera hurí, presenta la copa y
los alimentos que simbolizan el disfrute de las bebidas y de los manjares de
los que disfrutará en forma de banquetes extraordinarios, llenos de olores y
sabores que enriquecerán el paladar del sultán.
Al fondo a la derecha plasma el pintor uno de los lugares más
importantes para el mundo musulmán, como en el mihrab que es la hornacina que en las mezquitas señalan el sitio hacia donde han de mirar lo que oran por estar oriendado hacia la Meca.
La
segunda hurí, a la derecha, representa el amor, con todo su fuego y toda su
pasión, se muestra acostada, suspendida en el aire, con los brazos extendidos
que levitan sin fuerza en muestra de entrega total. Al fondo, se representa
un patio árabe, con su verde jardín y el
frescor del agua en su centro.
La
tercera hurí, plasma el deseo de entretenimiento de la mente y la imaginación,
cargada de delicadeza y de ingenia para contar bellas historias en forma de
cuentos cuyos personajes surgen tras de ella emanados de una lámpara
maravillosa y ambientando la escena, la imagen de una construcción con arcada
de cuento de “Las mil y una noches”.
La cuarta parcela de esta
composición, es donde se muestra la seña de identidad de Palmeral, la humilde
hortaliza, enraizada en la humildad “hernandiana” de poeta del pueblo, los dos
tomates y el pimiento. Aparece una estrella de seis puntas, la estrella de
David, tomada también por el mundo islámico, que simboliza con sus consistas,
estar fundada una cosa en otra, sus dos triángulos están perfectamente ensamblados,
en perfecta unión entre Dios, el triángulo que apunta hacia el cielo y el
hombre, el que apunta hacia la tierra. Además, aparece Y una lujosa alhama (baños
árabes) para continuar con el clima que enmarca toda esta composición.
CONCLUSIÓN:
Y a modo de conclusión, diremos que el arte es el camino paralelo que
los hombres y mujeres con talento utilizan para crear nuevos perspectivas, que
la dinámica del ser humano en su paso por la vida, junto con los avances
científicos, sociales y filosóficos hacen evolucionar a la humanidad. Ramón Fernández Palmeral es un inquieto artista que quiere contribuir a esta realidad
dejando reconocible su huella, y se puede detectar: “Esto es un Palmeral”.
Poeta y escritor
Alicante, 30 de septiembre 2015
Exposición que tuvo lugar en el Centro de Arte del 1 al 15 de septiembre 2015. Calle Arquitecto Morell, 11. bajo (Alicante)