miércoles, 2 de septiembre de 2015

"Palmeral y su intelectualismo". Por Juan Antonio Urbano Cárdonas

PALMERAL Y SU INTELECTUALISMO

    Cuando alguien se planta ante un cuadro con la intención de observarlo, es éste el que, con la magia que el pintor ha proporcionado, le atrae, le arrastra a su interior, a vivir dentro de su escena o saborear los rasgos de los protagonistas encuadrados en el lienzo.
     En el caso de esta colección de pinturas que Ramón Palmeral denomina “Intelectualismo”, el proceso que surge ante el espectador es muy otro; las formas de vida que en los cuadros aparecen, tanto vida humana como vida de la materia que cobra aliento y vive, no espera a que el observador llegue con la mirada a sentir el ánimo que expresan sus trazos, no; son las mismas imágenes las que dan un salto de sus cuadriláteras moradas para ir en busca del espectador e invadir sus emociones con el lenguaje transgresor de las contraposiciones del color, de las arriesgadas formas que se deforman para adquirir nueva forma y renacer de nuevo a la vida en una distinta realidad.
     Las figuras humanas de esta nueva dimensión emiten sentimientos a través de los rasgos de sus caras o de los gestos de su cuerpo que, aunándose en perfecta simbiosis con la atmósfera de cariz onírico, muestran en lenguaje pictórico el cúmulo de realidades que el tamiz de Ramón Palmeral canaliza, entremezcla y sintetiza para ofrecerlo transformado en arte. No son imágenes plasmadas, son seres vivos que invitan a vivir al espectador en su mundo y le hacen sentir cómplice de la escena que relatan. Los edificios en movimiento no son empujados por el viento como árboles que se aferran a la tierra con las manos de sus raíces para no ser llevados, sino que, son ellos mismos los que inventan su propio movimiento para protagonizar la escena que se ha plasmado de su propia vida, es decir, se sienten actores en un escenario en el que viven y marcan su realidad.
     Figuras, geometrías cúbicas, colores y una leve caricia de surrealismo hay en las escenas producidas por el ingenio de la mente inquieta de Palmeral que, apagando su consciencia, deja fluir las emociones que nacen directamente del mundo que emana de las sensaciones que sus sentidos han ido alimentando en su interior.
      Palmeral ha presentado hoy, día 1 de septiembre, en el Centro de Arte de la Asociación de Artistas Alicantinos, junto a la pintora y escritora Elena Sáinz, ante la presencia de un grupo muy nutrido de pintores y artistas que llenaban la sala, una colección muy interesante de lienzos que solo dejará indiferente al espectador insensible.


 Juan Antonio Urbano Cardona


(Juan Antonio Urbano,  a la izquierda, autor de esta crónica, su mujer, y María Amérigo y Andrés)