Ramón PALMERAL, pintor
Presentación
El
presente catálogo incluye algunas de las principales obras de Palmeral creadas
durante el periodo de los últimos quince años, así como las exposiciones en las
que ha participado. Ésta no es una muestra que pueda ser considerada
antológica, ya que en ella no se incluyen algunas obras destacadas realizadas
en periodos anteriores, ni obras de formación concebidas en otras ciudades en
las que ha residido.
El
principal objetivo de este catálogo es presentar una muestra seleccionada del
«palmerismo» más destacado con doce pinturas de la serie «Intelectualismo» que
se exhibirán del 1 al 15 de septiembre de 2015, en la Sala B del Centro de Arte
de Alicante (c/ Arquitecto Morell, 11).
Palmeral quiere agradecer a los
artistas y críticos que han colaborado con sus comentarios y textos en el
presente catálogo, haciendo un ejercicio de análisis objetivo e instructivo
como: Manuel Mas Cabaluig, Carlos Bermejo, Miguel Fernández, Tomy Duarte, Pedro
Ortiz y Jesús Saorin.
Presentation this catalogue includes some of the major works of Palmeral Grove created during the period of the last fifteen years, as well as exhibitions in which he has participated. This is not a sign that can be considered selective, since it does not include some outstanding works made in previous periods, no training works conceived in other cities in which it has resided. The main objective of this catalogue is to present a selected sample of the highlights «palmerismo» with twelve paintings from the series "Intellectualism" which will be on display from 1 to 15 September 2015, in Conference Room of the Centro de Arte de Alicante (c / architect Morell, 11). Palm wants to thank the artists and critics who have collaborated with their comments and texts in this catalogue, making an objective and instructive analysis exercise as: Manuel Mas Cabaluig, Carlos Bermejo, Miguel Fernández, Tomy Duarte, Pedro Ortiz and Jesús Saorin.
Comentario
de Manolo Mas Calabuig (castellano y valenciano)
RAMÓN PALMERAL.
Ramón Palmeral no es académico, ni
licenciado, ni doctor en Bellas Artes, sin embargo, su afición ha sido siempre
la pintura, y con los años ha ido evolucionando del dibujo religioso de la
época de su juventud a la figuración de paisajes, bodegones y retratos, a los
que incorporaba elementos aditivos, pudiendo ser radiografías, cartones,
papeles de periódicos etc, investigando con casi todos los estilos conocidos,
impresionismo, expresionismo, puntillismo y otros aspectos que le pudieran
proporcionar cualquier motivo para poder investigar dentro del campo pictórico.
Hace alrededor de una década se percató que el
camino elegido no le iba a proporcionar ningún tipo de reconocimiento en el mundo
del arte; por ello dio un giro de ciento ochenta grados en su modo de detectar
el arte y empezó a investigar en el “Intelectualismo”, que consiste en
incorporar a sus lienzos todos aquellos
elementos que le sugiere su intelecto, es como una especie de surrealismo pero
característicamente suyo, es decir de temas fundamentalmente alicantinos.
Años más tarde investiga en la
abstracción geométrica (entes geométricos puros), todo ello le llevará a
desembocar en la serie de la “Primavera Árabe”, para pasar luego a
abstracciones más complejas, y él nos lo hace saber, es decir a una Abstracción
Reticular y lo que también llama el “Paroxismo de Masas”, que es donde trabaja
e investiga actualmente.
Por ello creo que hablamos de un pintor
que ha consumado su estilo, a la vez
reconocible y personal; meta ésta
la de cualquier artista que se preocupe
de crear una obra artística y personal, donde queden reflejadas todas sus
investigaciones en el campo pictórico.
En su próxima exposición de septiembre,
llevará a cabo una muestra de doce cuadros sobre el “Intelectualismo”, obras
que el pintor Palmeral considera, que van a ser las que más atracción popular
puedan tener en este sentido.
RAMÓN PALMERAL
Ramon Palmeral
no és acadèmic, ni llicenciat, ni doctor en Belles Arts, no obstant això, la seua
afició ha sigut sempre la pintura, i en els anys ha anat evolucionant del
dibuix religiós de l'època de la seua joventut a la
Figuració de paisatges, tavernes i retrats als quals ha incorporat elements
additius com radiografies, cartons, papers de periòdics, etc. Ha investigat en
quasi tots els estils coneguts, impressionisme, expressionisme, puntillisme i
altres aspectes que li pogueren proporcionar qualsevol motiu per a poder
endinsar-se dins del camp pictòric.
Fa al voltant d'una dècada
s’adonà que el camí elegit no li anava a proporcionar cap tipus de
reconeixement en el món de l'art; per això féu un gir de cent huitanta graus en
el seu mode de detectar l'art i començà a investigar en el «Intel·lectualisme»,
que consisteix a incorporar als seus llenços tots aquells elements que li
suggereix el seu intel·lecte, és com una espècie de Surrealisme però
característicament seu, és a dir, de temes fonamentalment alacantins.
Anys més tard investigà en l'abstracció geomètrica (ents geomètrics purs). Açò el portarà a desembocar en la sèrie de la «Primavera Aràbiga», per a passar més tard a abstraccions més complexes, és dir a una Abstracció Reticular. Actualment treballa e investiga el «Paroxisme de Masses».
Anys més tard investigà en l'abstracció geomètrica (ents geomètrics purs). Açò el portarà a desembocar en la sèrie de la «Primavera Aràbiga», per a passar més tard a abstraccions més complexes, és dir a una Abstracció Reticular. Actualment treballa e investiga el «Paroxisme de Masses».
Crec que parlem d'un pintor que ha consumat el seu estil. Un estil a més a més recognoscible i personal. Aquesta és la meta que qualsevol artista vol aconseguir; és a dir, crear una obra artística on queden reflectides totes les seues investigacions en el camp pictòric.
En la seua pròxima exposició de setembre, durà a terme una mostra de dotze quadros sobre el «Intel·lectualisme», obres que el pintor Palmeral estima seran les que més atracció popular puguen tindre en aquest sentit.
Manuel Mas Calabuig
Doctor en Bellas Artes
MIRAR UN CUADRO: RAMÓN “PALMERAL"
OBRA:
"INTELECTUALISMO IX"
Nuevamente me
veo en la difícil tesitura de presentar a Ramón Fernández "Palmeral",
porque el palmeral con el que adorna su nombre; se hace realidad en su rica
personalidad. Una sola palmera no hace un palmeral. Un palmeral es casi un
bosque de palmeras; oasis en medio de un desierto, en que abundan los frutos y
el agua para calmar el hambre y la sed de los viajeros del mar de arena.
Así veo yo a Ramón, flexible, altivo, la
más alta palmera del palmeral, inclinando las múltiples ramas de su saber hacia
el suelo, donde nos movemos los demás mortales, cayendo cual maná para alimento
espiritual de los que le seguimos en su rica trayectoria intelectual.
No voy a entrar en currículum ni
biografías, porque con ser importantes en su historia vital, ya lo he hecho en
otras ocasiones y esto se alargaría hasta el infinito, dada su multifacética
personalidad. Tiempo habrá cuando Ramón vuelva a darnos alguna charla o
conferencia, como aquella magnifica sobre el "Guernica" que dio en
esta Sala.
Hoy el maná con el que él nos alimenta y se
retroalimenta, viene en forma de cuadro titulado "INTELECTUALISMO
IX". Un óleo de la cadena de sus últimas producciones pictóricas, con el
que pretende apuntalar su teoría o nuevo "istmo" por él creado
titulado "INTELECTUALISMO". En esencia y para simplificar, se trata
de dejarse llevar a la hora de realizar un cuadro, por los sentimientos del
subconsciente dejando la mano al albur de lo que aquel le diste. Ramón, para
ser consecuente con su teoría, tampoco tiene muy claro lo que es, puesto que el
subconsciente le juega malas pasadas y, a veces, queriendo tirar hacia la
abstracción, le sale un cuadro de puro realismo, con reminiscencias dalinianas
y simbolistas en el que está presente todo el bagaje de su aprendizaje, del que
por mucho que él quiera no se puede desprender, porque sería la Nada pictórica
del principio de los tiempos. Una paradoja más de la rica personalidad de
nuestro querido Ramón, quien sin embargo logra grandes aciertos con sus
espacios bien estructurados, colores bien contractados, composiciones donde
nada parece dejado al azar y dibujo bastante ajustado. Es decir, todo bien
pensado, meditado y realizado, donde el automatismo de su teoría brilla por su
ausencia. Y es que Ramón, aunque lo intente, no puede dejar de lado cuando
pinta, su otra personalidad, la literaria y como a su tocayo Ramón Gómez de la
Serna, le gusta hacer greguerías para adornar la indudable valía de su obra
pictórica. Eso es lícito e inteligente para darse a conocer, pero en nada
mejora la calidad de su pintura, que a mi entender, en cada cuadro mejora,
aunque para ello tenga que servirse de lo excluido en su teoría.
Así es Ramón, inteligente, culto,
contradictorio en su pensamiento, algo ególatra (como todo el que se precie)
trabajador, incitador de polémicas tan solo por el gusto de polemizar,
iconoclasta y rebelde, moderno y clásico a la vez. Amigo de sus amigos,
tolerante con todos y fustigador de injusticias. Si queremos conocer mejor su
personalidad literaria, hay que entrar en su "Blog de Pepe Bragas [hoy
NUEVO IMPULSO]" y leer sus columnas de la derecha, pero si queremos
conocer su personalidad humana, hay que tratarlo como amigo. Entonces veremos
que es muy "buena gente" en todos los sentidos, pese a que a veces se
despache con alguna frase cortante que sin él pretenderlo puede llegar a hacer
daño, y cuando en su denominada "Filosofía privada" dice: "Con
una mano pinto, con otra escribo y con la tercera me masturbo", habría que
añadirle "y con la cuarta, la de mi corazón de poeta, me doy a los demás
sin esperar nada a cambio".
Ramón, tienes la palabra y el látigo, emplea
lo que quieras.
Carlos
Bermejo.
Crítico
de arte y secretario de la Asociación de Artistas Alicantinos
Alicante,
21 de febrero de 2008.
Ramón
Palmeral: El último hombre del Renacimiento
Si las personas pudieran eligir cuándo y dónde nacer, Ramón
Palmeral, sin pensárselo, hubiera elegido el Renacimiento italiano. Allí no
habría televisión, periódicos, ordenadores, videojuegos, perdida de tiempo en el
transporte, ruido… sólo habría trabajo, trabajo y más trabajo. Se levantaría
con la salida del sol y se dormiría al ocaso en una cama de mechones de lana
pura de oveja. Soñaría con las cosas que tendría que hacer mañana. Viviría en
un palacete donde tendría su despacho y su gran estudio de artista. Su mujer,
sumisa como las de aquella época, le interrumpiría sólo para decirle: “A
comer”. El domingo irían a misa (separados hombres de mujeres) y a las tertulias de
artistas con Leonardo, Miguel Ángel o Rafael.
Pero Ramón Palmeral (Piedrabuena, Ciudad
Real, 1947) no tiene más remedio que vivir en la actualidad, trabaja y trabaja
como en el Renacimiento, pero aprovechando todos los recursos y tecnologías que
tiene a su alcance. Cualquier mortal nace, trabaja, se reproduce y muere, además trabaja, no en lo que le da de comer,
como todos, sino en muchísimas cosas más. “El que mucho abarca, poco aprieta”,
dice el refrán. Podría hacer mucho… pero mal; sin embargo, este hombre es de
los que tiene talento para todo lo artístico.
¡Ya sé que usted puede sentirse pequeño,
minúsculo al compararse con él! Pero ha de aceptar que existe gente así, y
Alicante tuvo la suerte de encontrarse con Palmeral después de que él diera
vueltas por toda España. Para él Alicante es la segunda ciudad más importante
del mundo… después de Málaga, donde se trasladó de niño y vivió su juventud.
El “renacentista” Ramón Palmeral es
redactor, poeta, novelista, ensayista, conferenciante, artista pintor,
dibujante, ilustrador, fotógrafo, tallista, escultor, miniaturista, coleccionista,
documentalista, encuadernador, editor de libros, bloguero, webero (perdón,
editor de webs).
Una vez me encontré en una óptica un
cartel que decía: “Lo imposible lo hacemos al instante, para los milagros
tardamos más”, miré con detenimiento y no ponía el nombre de Ramón Palmeral.
¡Qué fallo! No hay empresa que se le ponga en el entrecejo que le eche para
atrás. “Si eso ha sido capaz de hacerlo un hombre, yo también puedo”, es su
máxima.
Aterricemos en el tema de la pintura,
que es en lo que se está centrando ahora el “renacentista”. Pido perdón por
repetir lo que todo pintor dice siempre, que Ramón empezó a dibujar y pintar
desde pequeñito. En su bloque, el padre de uno de sus mejores amigos pintaba al
óleo, se le metió el olor de la trementina y del óleo en la pituitaria y desde
entonces no ha parado. El señor Zorrilla, amateur del paisaje, le enseñó los
primeros rudimentos, ya que niño el Ramón era el único de los sinvergüenzas del
barrio dedicado a matar gorriones con la escopeta de perdigones, que se interesó
por la pintura. Desde entonces se dedicó al dibujo religioso, muy valorado en la España de aquella época
católica apostólica y romana y a pintar paisajes al óleo influenciado por el
señor Zorrilla.
En la Escuela de Artes y Oficios de San José Obrero se
familiarizó con el hierro y la madera. Le sacó viruta al hierro con la lima
hasta que se le pusieron manos de hombre y callos de picapedrero. Afiló gubias
con la piedra de Arkansas y el aceite hasta que cortaban como navajas de
afeitar. De un tronco de roble tallaba los modelos de yeso que le ponían.
Pero la formación artística se
interrumpió de golpe, había que trabajar para ayudar a la familia y su padre lo
colocó en la oficina de una empresa de abastos para buques. A pesar de
interrumpir su formación artística, con los cánones de la época, no dejaría de
pintar y tallar.
Volvamos a la actualidad subidos en la
máquina del tiempo. Tras vaciar muchos tubos de pintura y desgastar muchos
pinceles, ha pasado por múltiples
etapas, que algún día contaré con detalle. Lo importante es hacerles saber
cuáles son los fundamentos que ahora guían su pintura.
En primer lugar decidió que su arte
debía distinguirse del resto de artistas, es un acto creativo pintar diferente a
los demás. De ese modo dejó de hacer la pintura de género: paisajes, marinas,
bodegones, retratos… y fue buscado crear arte nuevo. “En una exposición, entre
cien cuadros, el público tiene que poder decir ante mi cuadro: ‘Este es de
Palmeral, si no, no estaré satisfecho”, me comentó cuando se produjo el
cambio. Y efectivamente, hoy día lo ha logrado, la clientela de Alicante puede identificar una obra de Palmeral de un solo golpe de vista.
En un segundo lugar se planteó que la
obligación del artista es ser hijo de su tiempo. No puede recrear continuamente
tiempos pasados y pintar paisajes del romanticismo, bodegones tenebristas,
marinas impresionistas. Eso es como querer viajar en carruaje por la autovía a
Benidorm en vez de en un coche de dos mil centímetros cúbicos. De ahí que su
pintura pertenezca al grupo de vanguardia
cinco alicantino.
Todos estos esfuerzos han sido reconocidos por clientes y
coleccionistas que ven en el artista un arte que merece la pena tener, ya que
si no formara parte de sus colecciones, faltaría un trozo de la vanguardia
alicantina.
También dicho reconocimiento se ha visto
recompensado con la reciente incorporación de su nombre al Diccionario de Pintores Alicantinos, vademécum de nuestra Historia del Arte de la
ciudad.
Miguel Fernández.
Licenciado en Bellas Artes.
Ramón PALMERAL. Pintor
Ramón Fernández PALMERAL nació en Piedrabuena 1947 (Ciudad Real), pasó
parte de su juventud en la bonita ciudad de Málaga (Andalucía); pero por
razones de trabajo ha tenido que viajar por varias ciudades de la geografía de
España.
En el año 1990, decidió fijar definitivamente su residencia en Alicante,
en la actualidad es miembro benefactor del Museo del Mar de Santa Pola, Ramón
Fernández expresa la influencia de su medio y se somete al hechizo de la luz
mediterránea. Su obra posee la cualidad de la atmósfera transparente y camina
hacia la abstracción, pasando por la pintura realista de paisajes, bodegones,
retratos, caricaturas, etc., elementos muy simples y minuciosos que repetidos
crean un lenguaje plástico de gran pureza.
El rayismo, los retales coloreados dentro
de una misma gama, el puntillismo… están al servicio de su extraordinaria
sensibilidad para darnos una versión delicadísima de un árbol, la lejanía, la
hoja o la flor. Basta quizás una ojeada a uno de sus cuadros para sentirnos
fascinados pero sobre todo inquietos, porque en ellos entramos en nosotros
mismos. Dice la doctrina platónica que descubrir es recordar. Uno de los efectos
de sus cuadros, es que no nos descubren nada nuevo sino que nos recuerda bellos
sueños. La obra de Ramón Fernández [Palmeral] es una indicación plástica que
crece y se interrelaciona, se enriquece
y se complementa y genera un lenguaje artístico propio y lo hace avanzar muy
rápidamente. Sus imágenes son experiencias difíciles que como cicatrices marcan la evolución artística
de este magnifico pintor manchego, que un día decidió vivir para siempre en la ciudad del Sol y de
la luz de Alicante, deslumbrado como no podía ser de otra manera, del
maravilloso embrujo del Mediterráneo.
La pintura de Ramón Palmeral es también un
camino para conocerse a sí mismo, un revulsivo muy importante, como el
aprendizaje de nuevas técnicas que en el arte siempre tienen que ser una
búsqueda. Palmeral cultiva una pintura realista, unas acuarelas líricas, una
topografía romántica, que embellece todo cuanto toca su pincel, transformado la
acuosidad de sus colores en obras de verdadero ensueño. Sus reiteradas
innovaciones en el campo de la abstracción no han sido frutos meramente
coyunturales, sino logros pautados por el estudio de una planificada y rigurosa
investigación personal, legitimada tanto por sus cualidades y resultados plásticos como por su coherencia y
fundamentación argumental.
La contemplación de su obra me acerca al
decorativismo de ornamentos de pasados remotos y, a su vez, al ludismo
topológico y casi cibernético más actual.
Tomy Duarte
Directora del Círculo de Arte Alicantino
Diario Noticias de Alicante, 23-03-2006
EL INTELECTUALISMO DE
RAMÓN PALMERAL
Con este apelativo ha bautizado Ramón
PALMERAL al estilo que practica desde el año 2007 y que inicia con su obra
titulada «La extraterrestre».
Nadie puede con más derecho bautizar a su
propio estilo que el propio autor, porque es el creador que tiene más y mejores argumentaciones para
su denominación, evitando así que luego, posteriormente, como ocurre tan a
menudo, aparezca un enterado o crítico y empiece a elucubrar y sacar
conclusiones sobre un estilo u obra, que nada tienen que ver con lo que el autor tenía «in mente» o quería expresar; es decir,
que se pronuncie artísticamente de forma inadecuada o
imprecisa.
Considero que es conveniente dar unas
pinceladas, aunque sea de forma escrita, acerca de la personalidad de Ramón
Palmeral, para comprender mejor su "intelectualismo".
Ramón es una persona muy sensible en todo lo
que tiene que ver con el arte, con la literatura, con la poesía, etc., de hecho
es un admirador de Federico García Lorca, de Antonio Machado y muy
especialmente de Miguel Hernández, habiendo participado en conferencias y
eventos culturales como exposiciones y conmemoraciones sobre este último.
Tiene su revista digital NUEVO IMPULSO donde
va dando cuenta de los distintos acontecimientos culturales y artísticos de más
relevancia que se van dando, especialmente en Alicante. Siempre que puede le
gusta estar presente
en los eventos artísticos y culturales
de relevancia que se van sucediendo en Alicante.
Es una persona inquieta intelectualmente
hablando y que busca incansablemente la evolución en su modo de expresarse
plásticamente, es decir, un torbellino de ideas bulle en su cabeza
continuamente, y no le ha preocupado, como a los grandes, que su obra gustara
mucho o poco sino expresarse libremente como mejor ha considerado personalmente
en cada momento al margen de modas, modos y academicismos. Él se marcó una
serie de reglas para realizar y desembocar en su «intelectualismo», como son:
no copiar de la Naturaleza, ni de modelos, ni de fotos, dejando a su intelecto,
a su fantasía, inspiración y vivencias personales, que a través de su especial
visión artística y de su intelecto, plasmar todo ello de una forma muy
personal, alejada de cualquier ortodoxia academicista, tanto en el dibujo como
en el color, haciendo uso de cierto automatismo (como hicieron los
surrealistas) e introduciendo ciertos atisbos de geometrías que nos podrían
recordar levemente en alguna realización a los cubistas, pero también ha ido
introduciendo una serie de formas geométricas con un simbolismo determinado (lo
que él denomina «seres geométricos inteligentes»), todo esto unido y amalgamado
resulta un estilo totalmente transgresor voluntariamente y con placer alejado
de cualquier norma en cuanto a composición o equilibrio en coloridos o dibujos,
intentando una nueva forma de comunicación con el espectador.
Todo lo anteriormente expuesto ha
desembocado en su «intelectualismo», un estilo personal y perfectamente
identificable que hace de sus obras auténticos Palmerales, obras llenas de
creatividad, y de puro placer imaginativo y transgresor (me recuerda en esto de
la transgresión pura y dura al dadaísmo), todo lo cual no es nada nimio en el
mundo del arte donde casi todo está dicho y hecho, y destacar entre la
innumerable nómina de artistas es verdaderamente difícil y meta para muchos, y
esto Ramón Palmeral lo ha conseguido al margen de gustos y modas.
Pedro Ortiz
Artista plástico
“LEER LA PINTURA Y OÍR IMÁGENES”
Ramón
Palmeral nació en 1947
en Piedrabuena (Ciudad Real). A los cinco años
pasó a residir en la provincia de Málaga,
donde pasó su juventud. Allí cursó sus primeros estudios, en la Escuela de Artes y
Oficios, periodo del que datan sus primeras obras. Compaginaba sus estudios
artísticos con su formación académica. Tras concluir el Bachillerato cursó
estudios universitarios de Geografía e Historia en Castellón de la
Plana, y Derecho en Granada. Su
profesión le llevó a residir en distintas ciudades de la geografía española,
afincándose en Alicante 1990, donde reside.
Palmeral, seudónimo por el
que también se le conoce, es un hombre polifacético, al que hace tiempo conocí
y al que me une una sincera amistad. Es una amalgama de virtudes, un ejemplo de
tesón y de cuanto se puede conseguir con firme determinación y juvenil ilusión,
elementos de los que ha hecho gala a lo largo de toda su vida. En la actualidad
pertenece a distintas instituciones, como la Asociación de Artistas
Alicantinos, Asociación Cultural
Espejo de Alicante, el grupo
Vanguardia Cinco, miembro
benefactor del Museo del Mar de Santa Pola,
y literariamente pertenece al Grupo poético-literario NUMEN.
Le conocí en la Asociación
de Artistas Alicantinos, cuando un amigo común, Carlos Bermejo, me lo presentó. Mientras contemplábamos una exposición
tuve la ocasión de charlar largamente con él sobre temas de pintura, sobre los
caprichos del arte y su mercado, de sus vivencias y experiencias como pintor,
etc. Me pareció una persona accesible, inquieta, observadora y cordial.
Después de conocer a la persona descubrí sus obras, circunstancia poco
común, tratándose de un artista, ya que habitualmente sucede a la inversa. Pero
afortunadamente Ramón
Palmeral me volvió a sorprender, no se conformaba solamente con ser un artista
plástico, también es poeta, ensayista y editor, amante de la fotografía y del
video. Inquietudes todas estas, en las que ha conseguido importantes logros.
El arte, como el mundo, ya no es lo que
era; de hecho, nunca ha sido lo que era, porque todo cambia. Todos cambiamos
cada día, a cada instante. Y como no, también cambia el arte de este intrépido
autor, que hoy expone y se expone ante nosotros, ante ustedes, con doce de sus
creaciones.
Tras analizar reflexivamente las obras
que hoy nos muestra, he de decir que éstas tienen un estilo valiente por cuanto
atrevido, sentido y con verdad, al tiempo que con abundancia de conocimientos
plásticos. Son un compendio de saber.
Él es como ya he puesto de manifiesto, un
hombre polifacético, un
manchego blanco de sombra, y algo quijotesco. Muestra un
inventario plástico de formas infinitas, donde las tensiones entre lo
surrealista, lo figurativo y lo abstracto geométrico se van modulando según la
importancia de la imagen, que pretenda ser trasferida a pensamiento plástico.
Con la obra que hoy exhibe, nos revela
paisajes espirituales y murmullos, en secuencias explicativas, lo suyo es
poseía visual. Son obras para gustar, para leer la pintura y oír imágenes, “arte para no huir de la verdad”, su
verdad. El misterio se halla en la propia relación entre los elementos
pictóricos que componen cada cuadro, sin necesidad de ir a buscar más allá de la
propia trascendía visual de los mismos, pues sus obras están llenas de
movimiento, de colores vibrante, heterogéneo y que nos hacen meditar.
Es una obra impregnada de una tradición
modernista, que el autor define como «Intelectualismo». Es en verdad una
metáfora, que alude a la presencia del hombre, como el único ser vivo capaz de
comunicarse mediante imágenes surrealistas, colocadas en el espacio dialogante
de sus lienzos.
Sinceramente pienso, que tal vez sea prácticamente imposible
establecer un discurso escrupuloso sobre la obra de este autor, sobre su
estilo. Porque en el estilo nadie miente, en él reside la verdad del sujeto, la
verdad del hombre «el estilo es el alma», la personalidad que nace y crece a
tenor de las circunstancias del camino, de la vida, de la vida de cada uno.
Para concluir he de decir, que esta muestra contiene una firme
voluntad artística vivencial que embebe los sentidos, arrastrándonos hacia la
fascinación que se nos escapa, pero que el autor anhela transmitir sus fantasías oníricas en esta
importante exposición.
Saorin
Premio Extraordinario Reina Sofía