domingo, 28 de diciembre de 2014

Giorgio Morandi , la busqueda experimental y el golpe de la crítica internacional


 Siendo para mí un pintor mediocre sin grandes obras en su haber, el reconocimiento de la crítica internacional que lo catapultó a la fama por sus bodegones intimistas. Especialista del sufrimiento de la luz sobre el cristal, las cerámicas y los vidrios llenos de polvo como polvo divinizado del universo.

    Giorgio Morandi supo vivir apartado de todo lo que perturbara su manera de entender el arte: una veneración sin límites de los grandes nombres del Renacimiento italiano (Giotto, Masaccio, Paolo Uccello y Piero della Francesca). Más dedicado a la búsqueda experimental y creativa que a la gran producción, la obra de Morandi no es muy extensa. Durante un amplio período (entre 1927 y 1962) se dedicó a trabajar sobre el papel en detrimento del óleo.
Las naturalezas muertas o bodegones de botellas, retratos y paisajes de Giorgio Morandi (Bolonia, 1890-1964) han sido una permanente fuente de inspiración de los grandes artistas del siglo XX. Partidario del intimismo en su obra y en el ámbito de su vida personal.

  En 1927 participó en la primera exposición del movimiento novecentista, vinculado con el régimen de Mussolini. Poco a poco su estilo fue definiéndose e independizándose del De Chirico. Parte esencial de su iconografía comenzaron a ser los utensilios de la vida diaria: vasos, botellas, etc. Dichos objetos, colocados sobre una mesa, se convertían en los máximos protagonistas de sus cuadros. Seguía así a su admirado Cézanne en la elección de los bodegones sencillos como medio de expresión de su pintura.
En 1945 se celebró su primera exposición individual, en la galería Fiore de Florencia. Entre 1930 y 1956 Morandi fue profesor de grabado en aguafuerte en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal. En 1948 fue premiado con el primer premio en la Bienal de Venecia. Visitó por primera vez París en 1956, siendo galardonado al año siguiente con el gran premio en la Bienal de São Paulo.
 Recibió el premio Rubens de la ciudad alemana de Siegen en 1962, muestra, todos ellos, del reconocimiento de la crítica internacional. Tras su muerte sufrió unos años de cierto olvido, hasta las grandes exposiciones celebradas a partir de 1973. Actualmente se le considera uno de los grandes pintores italianos del siglo XX. Desde 1933 el artista vivió siempre en una misma casa en la que ocupó una habitación que era a la vez estudio, lugar de reflexión, descanso y dormitorio. En ella, la luz natural entraba por una ventana abierta a un patio pequeño en la pared de la izquierda, siendo precisamente esa ventana y la luz que aportaba, según han destacado algunos de los estudiosos del pintor, la razón por la que Morandi eligió esa estancia como taller. Allí pintó al óleo una y otra vez unos pocos objetos, tras colocarlos en distintas posiciones


(Estudio de Morandi en Bolonia, con las botellas)


En 1960 el director Federico Fellini rendiría tributo a Morandi en su largometraje La Dolce Vita, donde aparecían algunas de sus pinturas.
   Giorgio Morandi fallecería en 1964 en su ciudad natal. En el año 2001 el Museo Morandi abriría sus puertas en una sección del Palazzo d'Accursio, sede del gobierno local de Bolonia.
    Hasta unas semanas antes de su muerte, acaecida el 18 de junio de 1964, hizo cerca de 1.700 cuadros, 250 acuarelas, 140 aguafuertes y algo más de 200 dibujos.