La obra de Miguel Barceló tiene un camino, tiene una identidad propia, es decir estilo propio, reconocible y definido. Sus escenas africanas, tiene las cualidades de expontaneidad, velocidad, ritmo, movimiento, identidad y documentación en el tiempo y en el paisaje. Por ello su obra, representada en todos los museos del mundo, es aprecida y deseada de mostrar. Exponer un Barceló, supone exponer algo diferente y distinto, entre una impronta llena de expontaneidad, ingenio y frescura, la frescura infantil de un pintor primtivo africano o quizás casi preshistórico, porque Barceló encontronca con ellos. En la foto le podemos ver semejante a un pintor de las cavernas con su hueso a la espalda, con cara de canival, y su chaqueta actual cual pieles de oso. Sin duda su cara embadurnada de pinturas, demuestras una actitud de haber gozado en su trabajo "altamirano" o en algún risco o abrigo de Mali, del África subsahariana o en las mismísimo desierto de Australia.
Ramón Palmeral
