Coleccionismo de arte:
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PARRILLA CANDELA, ADELARDO
PARRILLA CANDELA, ADELARDO (Cartagena, 1877 Alicante, 1953)
Adelardo
Parrilla Candela (Cartagena, 1877, Alicante, 1953). Si con algo se
puede asociar el universo temático de este artista es con el bodegón,
aunque no por ello, deja de explorar otros frentes como el retrato, el
paisaje o las escenas costumbristas ambientadas generalmente en la
tierra levantina. Iniciada su formación artística en Alicante, pese a
que nació en Cartagena, muy pronto ingresó en la Academia de Lorenzo
Casanova, cuya pedagogía descansaba más en el desarrollo de la vena
artística de cada pintor que en el sometimiento a unos moldes impuestos
por el maestro. Más tarde, ampliará estudios en la Academia de San
Fernando de Madrid y en la Escuela de Bellas Artes de París. Pero, antes
de todo ello, empieza a cosechar éxitos. Ya en la exposición de Bellas
Artes de Alicante, que tuvo lugar en 1894, se le premia con una medalla
de bronce. Dos años después, presenta en la exposición de Barcelona,
“Fraile en oración”, cuyo tema está en la línea de otros firmados por
Casanova o Navarrete. Su participación en distintas exposiciones
nacionales o extranjeras, tanto individuales como colectivas, se
convertirá en algo habitual. Pese a todo, el tono que Parrilla impone a
su pintura discurre por los cauces más tradicionales.
De hecho, cuando elige el tema del bodegón, se recrea con una visión
naturalista en la plasmación en el lienzo de una bien abastecida serie
de verduras y frutas, que más incitan a dar buena cuenta de ellas que a
plantear complicadas cuestiones estéticas acerca de la masa cromática de
las mismas o a resaltar aspectos como la relación con el espacio de
tales objetos. Sus bodegones se desentienden de cualquier otra
referencia, y ello no es necesariamente un demérito, que no sea la
contemplación sensual de los más variados y atrayentes frutos que la luz
y el color hacen resaltar. La mirada que el pintor aplica a este tipo
de cuadros es sencilla. Se trata, en suma de composiciones conseguidas a
base de toques cromáticos de gran riqueza que con seguridad, le
proporcionaron el esperado éxito. Representativos de su estilo son dos
cuadros que llevan el mismo título y que, seguramente, formarían pareja.
Este es el caso de “Bodegón con frutas”. Dotados de un cierto candor
aparecen los cuadros de “Pescadora” y “Pastora”, cuyos rostros, en
especial, se aproximan a los de algunas figuras de Lorenzo Casanova.
Parrilla se da a conocer fuera de España, enviando obras a Puerto Rico,
Filipinas, Nueva York y Buenos Aires. Estos viajes, le conceden la
primera medalla en un certamen plástico de Francfort. Paisajista de fina
empastación, pintor de innumerables retratos, es un enorme y fecundo
bodegonista, tanto que fue llamado “el genio del bodegón”.
“Cuenta Luis Pérez Bueno, crítico de arte y
biógrafo, la decisión que tomó el profesor de latín de Adelardo
Parrilla: “Mira, hijo, déjate de latines. Tú no has nacido para ser
médico o abogado, serás pintor”. Le compró lápices, papel y demás
utensilios necesarios para dibujar, y lo llevó a la Academia de Lorenzo
Casanova.
Adelardo Parrilla se mantiene del poco dinero que puede mandarle su
padre, empleado de la Compañía de Ferrocarriles del Mediodía, y
eventualmente de la venta de alguna pintura. El Barón de Mayals,
personaje liberal, ilustrado y culto, ante las dificultades económicas
de Adelardo Parrilla, le concede una importante ayuda financiera.
Parrilla hizo un retrato de Gabriel Miró, el conocido Retrato de la mecedora que dedicó y regaló a doña Encarnación Ferrer, madre del autor de Las cerezas del cementerio.
Gabriel Miró tenía en ese momento unos diecisiete años. Fueron Gabriel
Miró y Adelardo Parrilla amigos entrañables, a la sombra protectora de
Lorenzo Casanova, casi un padre para ambos.
Parilla era compañero de Emilio Varela en la academia de Lorenzo Casanoba y Lorenzo Pericás.
El día 11 de marzo de 1953, después de sufrir su primer ataque de
parálisis, muere en Alicante Adelardo Parrilla, dejándonos una obra
amplia, muy elogiada y extensamente comentada y conocida.”
Amando Parodi nos ha dado un pincelada de la incursion de Adelardo Parrilla en el Mundo de les Fogueres de Sant Joan en el año 1930″ Fue
el autor de la Foguera Barrio de Benalúa de 1930 y la Memoria adjunta a
dicho boceto, presentados ambos documentos conjuntamente con la
solicitud de plantà, es suficientemente explicativa de lo que el artista
quiso plasmar en el monumento. Tenía por título “Entrada a Benalúa = El
pont del perill”, si bien en el llibret de la foguera aparece el de “El
pont trágic”, y se plantó en la travesía de la calle Pardo Gimeno con
Arquitecto Guardiola.
La memoria comienza haciendo referencia al boceto por lo significativo del mismo (lástima que no se conozca su paradero), y prepara el terreno a la explicación del monumento, situando la escena en el estrechamiento que sufría la calle en el principal acceso al barrio de Benalúa, el puente de la carretera de Ocaña, y las consecuencias que conllevaba para el tráfico y para los peatones, pues además carecía de acera o pasarela para los mismos. Así dice el documento: “el más pequeño descarrilo del tranvía, puede ocasionar una catástrofe similar a la que reproduce la foguera”. Continúa más adelante detallando “una escena de las que diariamente se pueden admirar en dicho famoso puente, que desde tiempo inmemorial está convertido en albergue predilecto de gitanos y gente maleante que, además de dejar allí su miseria, producen espectáculos nada recomendables”. Por último añade que “los frentes de la «foguera» son dos pinturas que reproducen el «mercado de Benalúa», que no existe, haciendo mucha falta, y una visión del citado puente, tal como se lo imagina la Comisión para el año de 2030”. |