miércoles, 27 de febrero de 2019

PALMERAL hablará de su obra pictórica el 5 de marzo en el Círculo de Arte

El pintor PALMERAL ha sido invitado por el grupo Art & Fusión para presentar us obra y hablar de su pintura el marte 5 de marzo a las 18.30 horas en la Asociación de Artistas Alicantinos, C/ Artitecto Morell, número 11 (Alicante), bajos, donde habrá otras actuacion de baile, música y poesía. Se sorteará un cuadro de Palmeral entre los asistentes al acto

                                                          Os esperamos.

 Algunos de los cuadros que llevaré y comentaré:


(La arquitecta)


                                (Astracción reticular)

                    (Seres geométrico inteligentes)



                                                                   (Lazos y cuerdas)


Breve curriculum



BREVE RESEÑA DE PALMERAL, PINTOR, para Arte & Fusión, 5 de marzo.

   Como pintor firmo como PALMERAL, como poeta y rapsoda Ramón Palmeral y como escritor y editor de libros como  Ramón Fernández Palmeral, para diferenciar mis diferentes actividades artísticas de las que ejerzo.
   Siempre digo que soy manchego de cuna o nacimiento, nacido en Piedrabuena (Ciudad Real), malagueño de sangres (mis padres eran de Málaga) y donde pasé mi infancia y juventud hasta los 21 año, y alicantino de adopción donde lleva casi 30 años.
   En mi  periodo malagueño pasé mi infancia y juventud desde los 5 años hasta la 21 que me fue a hacer el servicio militar. En mi periodo de bachillerato, lo compaginé además con mi formación de pintura y tertulias poética en las tertulias en el mesón de El Pimpil. Empecé a trabajar con 14 años, a aprender inglés, que nunca he dominado la lengua de los gibraltareños, y asistir a una Escuela de Artes y Oficios, y clases de dibujo en la plaza de la Constitución, que era como una filial de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, pero no era la Academia, sino una especie de aula para niños del barrio. Porque yo me crie en la calle Carretería cerca a la plaza de la Merced donde nació Pablo Ruiz Picasso, nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881.  Por eso mi afición por conocer la vida y obra de Picasso. Que por cierto y aprovechando esta tertulia anuncio que el 11de abril a las 19.00 en Centro de Arte daré una conferencia titulada “El Guernica de Picasso nada tiene que ver con el bombardeo de la ciudad vizcaína de Guernika” con proyección diapositivas; espero que me acompañéis.

  ¿Por qué nació Picasso en Málaga?

  En  la década de 1850 Málaga figura como la segunda ciudad industrial española, a continuación de Barcelona, y la primera andaluza, por el auge de la burguesía como las ricas familias de Larios, Loring y Heredias, se construye el Teatro Cervantes y se fomenta el arte de la pintura. El padre de Picasso era profesor auxiliar de la Bellas Artes en San Telmo, se casó con María Picasso López, malagueña pero oriunda de un familia de navieros italianos, afincados en Málaga en el siglo XVII. Los pintores siempre acuden al olor del dinero de la burguesía.

   Mi formación y la Escuela de Malagueña de pintores

   En el hoy Museo Picasso estaba el museo de bellas Artes de Málaga en el palacio Buenavista en calle San Agustín. Como vivía cerca, de niño  iba mucho al museo, porque era de entrada gratis. Admiraba sobre todo las grandes marinas de Garnier o de Ocón de Oro. Me quedaba embelesado admiraba  los cuadros de dos valencianos: Bernardo Ferrándiz  que en colaboración con otro valenciano Muñoz Degraín en pintar el techo del Teatro Cervantes inaugurado en 1870. Degraín fue profesor del joven Pablo Picasso, que con diez años se fueron a La Coruña. Entre los grandes pintores de la llamada Escuela Malagueña destacaba: Carlos de Haes, Martínez del Rincón,  del que copia la «Peña de los Enamorados».  Moreno Carbonero, Ocón de Oro y sus marinas malaqueñas, Garnier, Verdugo Landi… y muchos otros marinistas.
   Yo iba mucho al museo de Buenavista. Aprendí de los que allí copiaban cuadros y de un vecino mío llamado Zorrilla que pintaba al óleo. Aprendí de verlo pintar, y me dije, esto lo hago yo, y empocé con acuarela y luego me pasé all óleo, aunque yo ya había aprendido a dibujar, porque sin saber dibujo no se puede pintar, porque no se sabe modelar.
  
    Mi fase de pintura alicantina

   A los diez años de estar en Alicante, sobre 1999 ingresé  en la Asociación de Artistas Alicantinos, soy el socio 166 según el carnet, con el aval de  Juan Antonio Poblador, gran acuarelista. El hoy nuestro querido presidente de honor.  Porque antes hacía falta un aval. Entre mis exposiciones más importantes destaco una figurativa en 2002, que hice en el Ateneo de Alicante de calle Navas, subvencionada  por el Ayuntamiento, que me presentó Fernando Soria (Que era el presidente de la Asociación, hoy honorario). Llegó a decir que yo pintaba como Madrazo.
    Yo aprendí mucho de mis conversaciones con el maestro pintor Fernando Soria (del que tengo un cuadro en el salón de mi casa). Yo solía ir a su casa de San Juan a tomar café que hacia Ina, su mujer (que era poeta a la que publique en mi revista PERITO).  En privado llegó a decirme: «Ramón tú pintas muy bien, pero no tienes estilo propio ¿Quién es Ramón? Yo no lo veo? » A partir  de estas conversaciones me tomé unos años sabáticos y de reflexión. Una vez estando en Málaga visitando la Galería Benedito, una exposición de Agustín Pedro Aliaga espectacular que despertó en mí al pintor aletargado por años. Y empecé con un nueve ismo «Intelectualismo» y me cambié el nombre mi  firmar  de Ramón F. por el de Palmeral.  Luego en 2012 fundamos Vanguardia 5 con Pedro Ortiz, Maria Dolores Barbeyto, Martigodi, Klara Abad, y después entró Manolo Calabuig. Expusimos en todas partes.
    Del «Intelectualismo» pasé a investigar en la abstracción con las series: «Seres geométricos inteligentes», «Abstracción reticular», «Lazos y cuerda»  y «Paroxismo de masas» que es donde estoy ahora, aunque lo que más hago son es ilustraciones para libros.

   A lo largo de mi vida artística he dibujado unas 2000  láminas y unos 500 cuadros de diferentes tamaños. Mi última gran exposición con catálogo fue  aquí en la AAA en septiembre de 2015. Estoy en el Diccionario de pintores alicantinos, y soy Socio benefactor del Museo de santa Polo y del Museo Naval de Cartagena.

 Conclusión

    El arte de la pintura ha pasado por varias fases, desde ser recreaciones históricas, provocación y finalmente espectáculo como estos días podemos ver la noticia del ninot de Rey Felipe VI, Arco´2019, donde el comprador ha de quemarlo como se suele hacer en las Hoguera de San Juan o en las Fallas de Valencia, como es de costumbre hacerlo, donde el fuego no es destructor sino renovador, como el fuego la hierba seca de los monte se quema para que nazcan otras vigorosas. Porque en realidad todas las artes son entes vivos que han de evolucionar con los tiempos en que vivimos.

Tendré el gusto de sortear entre los asistente un cuadrito de mi firma.


PALMERAL
Alicante, 28-02-2019
Para Art & Fusión y la presentación del 5 de marzo 20019 en el Círculo de Arte

miércoles, 13 de febrero de 2019

Gran exposición de Gonzálo Saavedra en Centro de Arte de Alicante, con más de setenta cuadro de crítica social


Gonzalo y Palmeral, 13 de febrero 2019

  Una magnífica y original exposición de más de 70 obras del pintor Gonzalo que expone en el Centro de Arte de C/. Arquitecto Morell, 11 de Alicante hasta el 28 de febrero 2019. Merece la pena verla, disfrutarla y comentarla con el autor. Ayer tarde estuvo Palmeral hablando y departiendo con este artista valiente capaz de pintar lo que nsotros pensamos de la sociedad en la que vivimos pero no sabemos explesarlo con la gracia de este gran pintor andaluz de la provincia de Cádiz afincado en Alicante.

viernes, 8 de febrero de 2019

Libro impreso venta en LULU: "Exégesis de la Elegias de Duino de Rilke" ilustradas por Palmeral



                                               Libro impreso con las 10 elegías ilustradas

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 Tres de las diez elegías ilustradas por Palmeral, para "Exégesis de las Elegías de Duino de Rilke"

domingo, 3 de febrero de 2019

Ilutración de la décima y última de las elegias, la décima. "Elegías de Duino" de Rilke. Ilustración Palmeral




       Itrustrado por Palmeral, enero 2019, para el librp "Exígesis de Elegias de Duino" de Rilke




La décima elegía
Que un día, a la salida de esta visión feroz, eleve yo
mi canto de júbilo y gloria hasta los ángeles, que asentirán.
Que de los claros martillazos [20] del corazón, ninguno
golpee mal en cuerdas flojas, dudosas o que se rompan.
Que mi rostro fluido me haga más resplandeciente:
que el llanto imperceptible florezca. Oh, entonces, cómo
me serán queridas ustedes, noches de aflicción.
Cómo no me arrodillé más ante ustedes, hermanas
inconsolables, para recibirlas; cómo no me abandoné
a mí mismo, más suelto todavía, en su suelto cabello.
Nosotros, derrochadores de dolores. Cómo por anticipado
los divisamos en la triste duración: por si tal vez
tienen final. Pero ellos son, desde luego, nuestro
follaje de invierno, nuestro oscuro verde perenne,
uno de los tiempos del año secreto, no sólo tiempo—;
son lugar, asentamiento, lecho, suelo, domicilio.

Por cierto, ay, qué extrañas son las callejuelas
de la Ciudad del Dolor, donde en el falso silencio,
fuerte, hecho de gritería, lo que ha sido vertido
del molde del vacío alardea: el dorado estrépito,
el monumento estallante. Oh, cómo un ángel
les aniquilaría, sin dejar rastro, el mercado
de consuelos, al que la iglesia rodea, la que compraron
prefabricada: limpia, cerrada y desengañada como
una oficina de correos en domingo. Fuera, en cambio, cómo
se encrespan las orillas de la feria. ¡Columpios
de la libertad! ¡Buzos y malabaristas del afán!
Y el tiro al blanco de la felicidad acicalada,
con figuritas, donde los blancos se tambalean
como de hojalata cuando son alcanzados por un tirador
más atinado. Del aplauso hacia el azar, sigue él,
a traspiés; pues se anuncian puestos de todo tipo
de curiosidades, tocan al tambor y chillan. Pero hay
para los adultos algo más especial que ver: cómo
se multiplica el dinero, anatómicamente, no sólo
por diversión: el órgano genital del dinero, todo,
el conjunto, el procedimiento, esto instruye y hace
fértil...
...Oh, pero ahí junto, afuera, detrás de
las últimas palizadas, tapizadas de anuncios
de "Sin Muerte", de esa amarga cerveza, que parece dulce
a sus bebedores, siempre y cuando mastiquen con ella
diversiones frescas..., exactamente a espaldas
de las palizadas, exactamente detrás, está lo real.
Los niños juegan, los amantes se toman uno al otro,
apartados, con seriedad, en la pobre hierba, y los perros
tienen la naturaleza. El muchacho es atraído más allá;
quizás ama a una joven Lamentación... Tras ella va
por praderas. Ella dice: —Lejos. Vivimos allá afuera.
—¿Dónde? Y el muchacho sigue. Ella lo conmueve con su
actitud. El hombro, el cuello... quizás ella es de noble
origen. Pero la deja, se da la vuelta, mira en torno,
hace una seña... ¿Qué se ha de hacer? Ella es una
Lamentación.

Sólo los muertos jóvenes, en la primera condición
de serenidad atemporal, la deshabituación, la siguen
con amor. Ella aguarda a las chicas y se hace amiga
de ellas. Silenciosamente les muestra lo que lleva
consigo. Perlas de dolor y los finos velos
de la tolerancia. Con los muchachos camina
en silencio.

Pero ahí, donde viven, en el valle, una Lamentación,
una de las más ancianas, se encarga del muchacho, cuando
él pregunta: —Nosotras éramos, dice ella, una
gran familia, nosotras, las lamentaciones. Los padres
trabajaban en la minería, ahí en la gran montaña:
entre los hombres, a veces encuentras un pedazo
de dolor original, pulimentado, o lascas de ira
petrificada del viejo volcán. Sí, esto venía de ahí.
Alguna vez fuimos ricas.

Y ella lo conduce ligeramente a través del amplio paisaje
de las lamentaciones, le muestra las columnas
de los templos y las ruinas de los castillos, desde donde
antiguamente, los príncipes de las lamentaciones
con sabiduría gobernaban el país. Le muestra los altos
árboles de las lágrimas y los campos de la florida
melancolía. (Los vivos sólo la conocen como follaje
tierno.) Le muestra los animales del duelo, paciendo,
y a veces, un pájaro se espanta, y traza en el espacio,
volando bajo, frente a ellos, de través, al ras
de su mirada, la imagen escrita de su grito solitario.
Al atardecer lo lleva a las tumbas de los ancianos
de la familia de las lamentaciones, las sibilas
y los señores del consejo. Pero se acerca la noche,
así que caminan más quedo, y pronto se levanta, lleno
de luna, el monumento funerario, que vela sobre todas
las cosas. Es hermano de aquélla del Nilo, la sublime
esfinge: rostro de la cámara callada. Y se asombran ante
la cabeza coronada, que para siempre, silenciosamente,
ha puesto el rostro de los hombres sobre la balanza de las estrellas.

Los ojos del muchacho no la aprehenden, todavía
en el vértigo de la muerte temprana. Pero la mirada
de la esfinge, desde detrás del borde del pschent, [21]
espanta al búho. [22] Y rozándola en lento frotamiento
a lo largo de la mejilla, la de redondez más madura,
el búho dibuja suavemente en su nuevo oído de muerto,
sobre una hoja doble, abierta, el contorno
indescriptible.

Y más arriba, las estrellas. Nuevas. Las estrellas
del país del dolor. Lentamente las nombra la Lamentación:
"Mira, aquí: el Jinete, el Bastón, y a la constelación
más llena la llaman: Corona de Frutos. Luego, más allá,
hacia el polo: Cuna, Camino, el Libro Ardiente, Títere,
Ventana
. Pero en el cielo del sur, pura como en la palma
de una mano bendita, la clara M resplandeciente,
que significa las Madres...

Pero el muerto debe avanzar, y en silencio la anciana
Lamentación lo lleva hasta el barranco
donde resplandece la luna:
la Fuente de la Alegría. Con veneración
ella la nombra, dice: "Entre los hombres
es una corriente que arrastra".

Están al pie de la montaña
y ahí ella lo abraza, llorando.

Sube él, solitario, hacia los montes del dolor original.
Y ni siquiera una vez su paso resuena desde el destino mudo.

Pero si despertaran en nosotros un símbolo, ellos,
los interminablemente muertos, mira, señalarían quizás
los amentos [23] de los avellanos vacíos, colgantes,
o pensarían en la lluvia, que cae sobre el suelo oscuro en primavera.

Y nosotros, que pensamos en la dicha creciente,
sentiríamos la emoción
que casi nos consterna
cuando algo dichoso cae.

sábado, 2 de febrero de 2019

Ilustración Elegía Novena, de las "Elegías de Duino" de Rilke, por Palmeral 2019




Ilustración de Ramón Palmeral, enero 2019


La novena elegía
¿Por qué, si es posible llevar el plazo de la existencia
como un laurel, [ De Dafne 18] un poco más verde que todo
lo otro verde, con pequeñas ondulaciones en la orilla
de cada hoja (como una sonrisa del viento): por qué,
entonces, tener que ser humanos -y, evitando el
destino, anhelar destino?...
Oh, no porque haya felicidad,
esa prematura ganancia de una pérdida cercana...
No por curiosidad, ni como ejercicio del corazón,
que también pudiera estar en el laurel...
Sino porque es mucho estar aquí, y porque al parecer nos
necesita todo lo de aquí, lo fugaz, de manera extraña
nos concierne. A nosotros, los más fugaces. Todo una
vez, sólo una. Una vez y nada más. Y nosotros también
una vez. Nunca otra. Pero este
haber sido una vez, aunque sea una sola:
haber sido terrenal, no parece revocable.

Y así nos urgimos y queremos llevarlo a cabo,
queremos contenerlo en nuestras simples manos,
en nuestra mirada cada vez más colmada y en el corazón
atónito. Queremos llegar a serlo. ¿Dárselo a quién? Mejor
consérvalo todo para siempre... Ah, por el otro lado,
ay, ¿qué se lleva uno más allá? No la mirada, la aquí
lentamente aprendida, ni nada de lo que ocurrió aquí.
Ninguna cosa. Entonces, los dolores. Entonces sobre todo
la pesadumbre, entonces la larga experiencia del amor;
entonces lo puramente indecible. Pero luego, bajo
las estrellas, ¿qué ha de ser de eso? Ellas son mejores
inefables. Pues bajando por la falda de la montaña,
el caminante tampoco trae al valle un puñado de tierra,
la inefable para todos, sino una palabra ganada, pura,
la genciana [19] amarilla y azul. ¿Acaso estamos aquí
para decir: casa, puente, fuente, puerta, jarra, árbol
frutal, ventana; a lo más: columna, torre?... Sino
para decir, compréndelo, oh para decirlo así, como
íntimamente las cosas mismas nunca creyeron serlo. ¿No es
la secreta astucia de esta callada tierra, cuando
impulsa a los amantes, que en su sentimiento, todas
y cada una de las cosas se arroben?
Umbral: ¿qué es para dos
amantes, gastar su propio, viejo umbral de la puerta
un poco, también ellos, después de los muchos
que los precedieron y antes de los venideros...? Poca cosa.

Aquí está el tiempo de lo decible, aquí su patria.
Habla y confiesa. Más que nunca
van cayéndose las cosas, las que podemos vivir, pues
lo que las sustituye, desplazándolas, es un hacer sin imagen.
Actuar bajo costras, que por sí mismas revientan,
tan pronto por dentro la actividad las rebasa y se limita
de otra manera. Entre los martillos persiste
nuestro corazón, como entre los dientes
la lengua, que sin embargo
continúa alabando.

Alabe el mundo al ángel. No el mundo inefable. Ante
el ángel no puedes jactarte de tu sentir esplendoroso;
en el universo, donde él, más sensible, siente, eres
un novato. Por esto, muéstrale lo sencillo,
lo configurado de generación en generación, lo que
como cosa nuestra vive junto a la mano y en la mirada.
Dile las cosas. Se quedará más asombrado, como
lo estuviste tú junto al cordelero en Roma o al alfarero
en el Nilo. Muéstrale qué feliz puede ser una cosa, qué
libre de culpa y qué nuestra; cómo el propio dolor
que se queja se encamina, puro, hacia la forma, sirve
como una cosa, o muere en una cosa —y felizmente escapa
del violín, rumbo al otro lado. Y estas cosas, que viven
en el camino de salida, entienden que las alabas;
pasajeras, nos creen algo que salva, a nosotros, los más
pasajeros. Quieren que las transformemos por completo,
dentro del corazón invisible, ¡en —oh, infinitamente—
nosotros!, quienesquiera que finalmente seamos.

Tierra, ¿no es esto lo que quieres: invisible
resurgir en nosotros? ¿No es tu sueño
ser alguna vez invisible? ¡Tierra! ¡Invisible!
¿Cuál, si no la transformación, es tu misión urgente?
Tierra, tú, amada, yo quiero. Oh, créeme: no necesitas
más de tus primaveras para ganarme para ti, una,
ay, una sola es ya demasiado para la sangre.
Sin palabras estoy por ti decidido, desde hace mucho.
Siempre tuviste razón, y tu idea santa
es la muerte íntima.
Mira, yo vivo. ¿De dónde? Ni la infancia ni el futuro
son menos... Existencia de sobra
me mana en el corazón.



 Libro publicado en Lulu y Amazon.
Exégesis de las Elegías de Duino
Rainer María Rilke
Comentadas e ilustradas por Ramón Palmeral
año 2019, en Alicante

Ediciones Palmeral